De mis experiencias como cantante de rolas de los setenta hay muchas anécdotas. Desde niño canto rolas setenteras, que en ese tiempo estaban de moda.
Recuerdo que mi padre me llevaba a la cantina a mis dos añitos de edad para presumir que su hijo cantaba la canción “Raindrops Keep Falling on My Head” en inglés, y los borrachos me rodeaban y me escuchaban cantar, me aplaudían y mi papá se sentía orgulloso solo por un momento, yo sin pena alguna cantaba para ellos con tanta naturalidad, sin nervios ni vergüenza y conforme fui creciendo con esa música se fue quedando en mi subconsciente a tal grado que de niño al caminar, ya sea para ir a las tortillas o a algún otro mandado, forzosamente tenía que ir tarareando una rola, existente o no, al ritmo de mis pasos.
Cuando no tenía rolas que tararear, las inventaba e interpretaba durante mi trayecto. De estas obras anotaba solo el nombre que yo le había puesto a la tonada, hasta componer 12 canciones imaginarias y titulaba al álbum imaginario. Creo que llegué a componer más de 30 álbumes imaginarios que nunca escribí y nunca registré y están en el olvido.
Llegué a la secundaria en plenos setenta y empezamos a escribir poemas cantados mi amigo Guayo y yo, los cuales también se perdieron y se me han olvidado.
Participé en algunos concursos cantando "Let it be" con cierto éxito en la secu. Después abandoné el sueño de ser futbolista profesional y seguí con mis estudios y mi formación profesional en el ramo de la impresión, pero con mis ilusiones intactas de ser cantante o locutor de radio, además de futbolista.
La música nunca dejó de resonar en mi mente y permanecí escuchándola siempre a través de la radio, discos o cassettes.
La música siempre ha estado a mi lado, fui dándome cuenta de los grupos setenteros que se devaluaron en los ochenta en pos de la música más comercial, pasando por un renacer artístico de la música en los noventa, para de nuevo ir decayendo a partir de los años dos miles encaminados a la decadencia actual, la cual no tiene freno, el rock está muriendo y sus intérpretes originales ya murieron o ya rebasan los ochenta años.
Ahora en mi etapa adulta me doy cuenta del tiempo que desperdicie sin aprender a tocar algún instrumento musical a pesar de tener alguno que otro en casa actualmente y me he unido a algunos músicos destacados en La Laguna, con los cuales comparto el gusto de la música de los setenta para cantar las rolas de mi vida, para lo cual he tomado algunas clases de canto para tratar de estar a la altura de mis compañeros músicos.
Es una aventura formidable cantar los éxitos de los setenta ante algún público que es selecto en sus gustos, aunque hemos tenido experiencias no tan gratas de gente que nos ha pedido incluso cumbias, cuando nosotros vamos a cantar rolas en inglés de los 70’s y 80’s.
Ahora que estamos por cumplir nuestra sexta década de vida y nos sentimos con toda la energía para seguir adelante hasta que el cuerpo aguante, nos estamos adentrando en la composición de temas originales, y bueno nunca es tarde para hacer realidad nuestros sueños, nos sentimos jóvenes cantando la música de nuestra juventud y añadiéndole temas propios, pues ¡que mejor!
En verdad hay mucho público en la Comarca Lagunera de gente madura y de buen gusto musical, es un público ávido de escuchar los éxitos de su juventud, y en esta región se guardan muchísimos recuerdos de aquella época setentera.
Próximamente, presentaremos material nuevo para gente de buen gusto musical y recrearemos algunos éxitos de los setenta para deleite de la gente madura y de excelente gusto musical.
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