El desarrollo científico nos ofrece nuevas opciones para mejorar las condiciones de vida, considerando a la alimentación, la salud y el hábitat en que vivimos.
El avance ha sido vertiginoso en los últimos cien años y los resultados observados con las aplicaciones del conocimiento de nuevas tecnologías - caso de la biotecnología- nos prometen alternativas para combatir el hambre del mundo; terapias novedosas del campo médico; y atacar la grave contaminación que padecemos y que va en aumento. Hace a la humanidad tener grandes expectativas hacia el futuro, hasta soñar con seres humanos más justos y equitativos.
La Biotecnología, es rama de la ciencia que busca encontrar maneras de mejorar las condiciones de vida y alcanzar mayores niveles de productividad, incluida la alimenticia. Recuerde que es uno de los grandes retos que no ha sido atendido suficientemente, principalmente por los intereses desiguales de los ricos que controlan la economía mundial.
El descubrimiento de técnicas para manipular los genes -base de la vida- han dado lugar a los "organismos genéticamente modificados", que se caracterizan por intervenir en las cadenas de DNA, insertando elementos y/o supliendo los defectuosos para lograr productos mejorados. En medicina, hasta en productos "in útero".
Un ejemplo ampliamente difundido, en el campo de la inmunología, fue obtener insulina humana -anteriormente provenía de animales- para tratar la diabetes mellitus -azúcar en la sangre- que mejoró los protocolos de control de la enfermedad, evitando, o al menos retrasando, las consecuencias en daños a aparatos y órganos -la neuritis, daños renales o vasculares, son ejemplo-.
Lo mismo sucede con las vacunas y la elaboración de nuevas, como las del coronavirus, papiloma o la influenza, como ejemplos.
Hoy día, las aplicaciones se han extendido en las industrias farmacéuticas, agropecuarias, textiles, papel, plásticos, combustibles y otras más.
Si antes se habló de la posibilidad de atacar el hambre con el método, aplicado a aprovechar vegetales e insectos, actualmente es cuestión de tiempo lograr la producción de carnes sintéticas: aporte proteico.
La potencialidad alimenticia del mar y de insectos, hace pensar que vencer la desnutrición en el mundo es posible; desafortunadamente dependerá de la inteligencia, solidaridad y hasta subsidiaridad de los ricos hacia los necesitados. Recordemos que en el informe de la ONU 2010, los especialistas del tema le advirtieron al mundo que, de no atacar el hambre en los países pobres, éstos se harían justicia por propia mano.
En México, las instituciones dedicadas a la investigación -27 importantes del País- se esfuerzan, a pesar de la falta de apoyo: La UNAM trabaja en el desarrollo de vacunas; el IPN, en encontrar energías alternativas; el CINVESTAV, en encontrar mejoras genéticas en granos y cereales, etc.
Hay casos afortunados que han demostrado la nobleza del esfuerzo en ese campo, aunque también hay fracasos que, bien aprovechados, suman experiencia para generar nuevas investigaciones que culminen en éxito.
Aun así, se han logrado productos que afectarán positivamente a la salud nacional, aún con la falta de apoyo a los investigadores, que provoca no solo la fuga de cerebros, - al encontrar financiamientos en el extranjero- además perder el beneficio económico que los descubrimientos pudieran generar para México.
Entre los mexicanos, sobresale la creación de paneles de recubrimiento que, con energía solar, además producen oxígeno a partir de CO2, caso del biotecnólogo Adán Ramírez, graduado de la UAEM, que utilizando algas combate la contaminación; o Tatiana Fiordelisio, doctora en biotecnología; ella, en los laboratorios de la UNAM, busca encontrar cómo desarrollar pruebas diagnósticas caseras a enfermedades comunes. La unamita insiste en lograr producirlas de tal forma que se beneficie el pueblo sin el encarecimiento de los productos por la industria farmacéutica.
La discusión se presenta entre quienes piensan que pueden ser dañinas para la salud y los que niegan tal posibilidad. Para el caso, en el uso del maíz transgénico, leemos sobre las diferencias de criterios médicos entre mexicanos y norteamericanos; mientras en los EUA lo promueven, en Europa lo limitan y hasta prohíben. Sin duda están de por medio los intereses de los grandes consorcios vendedores de alimentos.
Daniel Rodríguez, de la UNAM, busca cómo combatir la contaminación mundial por plásticos que, como ya hemos dialogado, ha invadido a los mares, encontrándolos en lugares tan increíbles como carnes de pescados, mariscos, hasta corales y contaminado aguas freáticas -subsuelo-.
Daniel, está desarrollando enzimas -catalizadores biológicos- que consuman bióxido de carbono y liberen oxígeno y está a punto de lograr que su investigación tenga aplicación práctica.
Hay muchos otros casos que, por falta de apoyo económico, no alcanzan a desembocar en éxito desarrollando productos útiles.
Triste saber que los investigadores mexicanos deban buscar apoyos en el extranjero por no recibirlo en nuestro país; en tanto no acabemos con esa pobre visión, continuaremos dependiendo -comprando- tecnología cara al extranjero. ¿Qué le parece?