¿Cómo las sanciones de Estados Unidos afectan a la lucha climática?
Dos sucesos simultáneos en el mundo están ocurriendo, por un lado un reporte de las Naciones Unidas ha advertido que el planeta está en camino a calentarse entre 2.6 y 3.1 grados centígrados para el año 2100, una catástrofe y un grado mayor a la meta de menos de dos grados planteada por los Acuerdos de París.
El segundo, que el gobierno de Estados Unidos mantiene sanciones contra un tercio de todas las naciones con una pena financiera sea contra personas, propiedades u organizaciones.
Para agravar el segundo, el gasto extranjero en la “industria” de cabilderos, personas que trabajan para impulsar una política o causa ante Congreso u otras autoridades, en materia de sanciones ha tenido un crecimiento acelerado, pasando de 6 millones de dólares en 2014 a al menos 31 millones en 2022.
El alza en la temperatura global viene acompañada de más emisiones de gases de efecto invernadero, mientras los países batallan por hacer progresos en sus objetivo de reducir las emisiones que ellos mismos se pusieron.
Pero todo a fin de cuentas termina por estar relacionado, según una investigación de la periodista Kate Aronoff. Mientras el mundo se encamina a niveles más elevados de calentamiento global, un tercio de las naciones se encuentran bajo alguna sanción por Estados Unidos, el emisor más grande de gases de efecto invernadero.
Las sanciones, por ejemplo, representan una amenaza climática a su vez al limitar la capacidad de los países para atender a desastres climáticos o invertir en un desarrollo menos contaminante.
Si bien funcionarios actuales y retirados en Estados Unidos han advertido que las sanciones pueden afectar la cooperación global para lidiar con la crisis climática. Estas han ganado popularidad en ambos partidos, Demócrata y Republicano, al considerarse como una extensión a la forma de gobierno.
El CEO del centro de pensamiento Bourse & Bazaar Foundation, Esfandyar Batmanghelidj, declaró que para una transición verde se requiere tecnología y financiamiento, lo que en el caso de las sanciones contra Irán o Rusia representa que no tengan acceso a la primera ya que les reduce a los gobiernos sus ingresos y les cierra la opción de acceder a préstamos o inversión extranjera.
A su vez, si un país depende de un recurso como el petróleo, ante las mismas sanciones este deberá recurrir a producir más, haciendo que el país no pueda invertir en otra cosa.
Estudios científicos han documentado que por las sanciones en el país aumentarán las emisiones de carbono. Otro cas fue cuando Siria que sufrió un devastador sismo en 2023, el gobierno estuvo incapacitado para atender la emergencia debido a las sanciones impuestas.
Estados Unidos ha empezado a usar las sanciones para beneficiar a su propia capacidad de manufactura de tecnología verde para ser aplicada en países aliados y en desarrollo, mientras contiende con China.
El secretario de Estado, Antony Blinken, llegó a presumir que Estados Unidos convenció a países en Asia y Europa a romper vínculos comerciales con China y aplicar medidas en represalia contra sus “tácticas discrecionales”.
Y mientras Estados Unidos divide el mundo entre "aliados comerciales y enemigos", algunos países han cabildeado para recibir tratos favorables, como son los petroestados de Azerbaiyán y Emiratos Árabes Unidos; o sacar a la competencia como hizo una empresa estadounidense de aluminio que gastó 1 millón de dólares en abogar por sanciones contra productores rusos de aluminio o como hacen otras compañías contra China.
El dinero para aliviar las sanciones y va hacia los cabilderos deja de ir a escuelas y proyectos, señala Aronoff