El entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel. (ARCHIVO)
Este jueves, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció que Lázaro Cárdenas Batel será el próximo Jefe de Oficina de la Presidencia, donde dará seguimiento de las temas estratégicos en el próximo gobierno.
Cerca de 20 años antes, como gobernador de Michoacán (2002-2008) Cárdenas Batel acudió al entonces presidente panista Vicente Fox para quejarse de la violencia que comenzaba a azotar la región, especialmente en Uruapan.Tras no obtener respuesta de Fox, se presentó con Felipe Calderón en la etapa de transición y le pidió su apoyo.
Transición y 'lucha de narrativas'
Medios nacionales reportaron que en septiembre de 2006, cinco cabezas humanas fueron arrojadas en un centro nocturno de Uruapan por un grupo armado. El diario El Universal señala que fueron los primeros decapitados que se empezaban a ver en el estado producto de una supuesta disputa entre grupos delictivos ante la cual el Estado, ya con con Calderón al frente, lanzó al Ejército a las calles.
La narrativa mediática plantea que fue el enfrentamiento entre el Cártel del Milenio y la Familia Michoacana, la causa del aumento de los homicidios en el estado, pero investigaciones académicas han señalado que la violencia en los estados y municipios aumenta cuando se da una transición de gobierno, especialmente a nivel local.
En Michoacán que había estado históricamente gobernado por el PRI, como todo el país hasta décadas recientes, ocurrió que llegó el primer gobernador del PRD, provocando un choque con los intereses delictivos, las dinámicas económicas y políticas locales, lo que alimentó la violencia, según una investigación de la organización Insight Crime publicada en junio de 2024 sobre las dinámicas criminales luego de las transiciones.
La situación en la entidad era tal que incluso, en un evento, el secretario de Gobierno de Michoacán, Enrique Bautista Villegas, expuso que "el estado y las instituciones ya habían sido rebasadas por la violencia".
Legitimarse con el Ejército
Fue este escenario que obligó al entonces gobernador a solicitar el apoyo de la próxima administración federal, que requería legitimarse tras las elecciones de 2006 y si bien como ha dicho el excanciller Jorge G. Castañeda no hubo una solicitud directa de tropas, esa fue la respuesta.
Castañeda en un artículo publicado en Nexos de marzo pasado la calificó como “un error histórico y sangriento”.
“Las Fuerzas Armadas se lanzaron a la guerra sin diagnóstico, sin mapa delictivo, sin contar con un cálculo confiable del poder del narco, etcétera”, planteó el extitular de la Guardia Nacional, Rodríguez Bucio, en entrevista para el académico Sergio Aguayo.
Para 2007, ya se habían implementado operativos conjuntos en estados como Baja California y Chihuahua, como parte de su lucha anticrimen.