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De política y cosas peores

ARMANDO CAMORRA

En el Ensalivadero, umbrío y soledoso sitio a donde acuden por la noche las parejitas en plan húmedo, tuvo lugar el erótico encuentro de Lascivio, galán diestro en toda suerte de carnalidades, y Castalia, joven mujer sin ciencia de la vida. El episodio se llevó a cabo en el asiento trasero del automóvil de él, un cochecito compacto cuya reducida dimensión fue causa de algunas incomodidades, pero bien decían los latinos: Amor omnia vincit, el amor todo lo vence. A Lascivio le llamó la atención una peculiaridad de su pareja: a lo largo de las acciones -fueron dos Castalia mantuvo el brazo derecho extendido, como en saludo nacionalsocialista. Le preguntó por qué, y explicó ella: “Le conté a mi mamá que iba a salir contigo, y me dijo que por ningún motivo diera mi brazo a torcer”. Doña Yugurta no hace ningún aprecio de su esposo. Anoche lo comprobó él. Le dijo a su señora: “Voy a salir”. “¿A dónde vas?” -le preguntó ella sin despegar la vista de su tablet. “A una orgía” respondió el marido por vía de prueba. En automático le indicó doña Yugurta: “Llévate el suéter”. Diría yo que Carlos Salinas de Gortari no es santo de mi devoción, pero la expresión sería desatinada, pues el tal señor no tiene nada de santo. Me enteré de que, ya ex Presidente, usaba el nombre de uno de mis personajes, Babalucas, para firmar sus mensajes de Internet. En una de mis columnas le pedí que se abstuviera de hacer eso. Le dije: “Babalucas es un pobre inocente, y usted no es ni una cosa ni la otra”. En efecto, aparte de su visible enriquecimiento pesan sobre él oscuras sospechas que bastan para cruzarse a la otra acera cuando él venga. Debo admitir, empero, a fuer de crítico veraz, que Salinas dictó medidas importantes por las cuales México avanzó considerablemente en varios renglones, y adquirió además prestigio internacional. La firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá fue uno de sus mayores aciertos. Igual puede decirse de la reforma al artículo 27 constitucional, que hizo a los ejidatarios dueños de sus tierras, con lo que se dignificó a los campesinos y se les libró de la tutela tanto de líderes agrarios corruptos como de instituciones oficiales donde reinaba también la corrupción. El restablecimiento de trato diplomático con el Vaticano puso fin a las tensiones que por muchos años, desde Obregón y Calles, existieron entre el Estado y la Iglesia Católica. Ahora turbó esa relación la absurda carta que AMLO envió al Papa exigiéndole pedir perdón por los supuestos males que trajo consigo la evangelización de los indígenas. En la misma forma hay también un conflicto de México con sus socios comerciales de América del Norte, problema causado por la reforma judicial de López. En lo que hace al campo, quienes lo cultivan padecen el acoso del crimen organizado. Tal es el caso de los productores de aguacate y limón en Michoacán. ¿Cuarta Transformación, equiparable a las que realizaron Hidalgo, Juárez y Madero? Megalomanía pura. Hoy por hoy vamos en camino hacia la aprobación de esa aberrante reforma constitucional. Es decir, vamos en camino hacia la dictadura. El afán crematístico o interés de ganancia monetaria priva por doquier, y también por todas partes. Cierto marido estaba bien avituallado para el cumplimiento de los deberes conyugales, y era dueño además de numerosas habilidades de colchón. Así, se sorprendió grandemente cuando halló a su mujer en trance de libídine con un desconocido. Le preguntó, lastimado en su orgullo de experto follador: “¿Qué te hace ese hombre que no te hago yo?”. Con ejemplar laconismo respondió ella: “Me paga”. FIN.

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