Artistas laguneros y extranjeros, además de un coro de 50 niños que iban desde los cinco hasta los 20 años de edad, ofrecieron una celebración a la vida, en todas sus expresiones (EL SIGLO DE TORREÓN)
“En la boca del lobo” es un antiguo dicho para dar ánimo a los cantantes de ópera y que podría llevar a imaginar un escenario difícil. Todo lo contrario fue lo que este jueves 5 de noviembre los asistentes a la octava edición del concierto Cantos para el Mundo pudieron admirar.
Artistas laguneros y extranjeros, además de un coro de 50 niños que iban desde los cinco hasta los 20 años de edad, ofrecieron una celebración a la vida, en todas sus expresiones, desde la pérdida de un ser querido, al amor y la fiesta por esta temporada decembrina.
Cantos para el Mundo tuvo como sede el Teatro Isauro Martínez, uno de los más bellos de México, e inició alrededor de las 20:00 horas con un sold out para brindar al público lagunero una gala conmovedora de ópera, boleros, teatro musical y temas navideños.
Sus participantes principales fueron Paulina Villarreal, mezzosoprano y directora de Cantos para el Mundo; Reilly Nelson, soprano de Canadá; Paulina de la Fuente, soprano lagunera; Justin Moniz, tenor de Estados Unidos; David Córdoba, pianista de Colombia; James Demler, bajo barítono estadounidense; David Guzmán, tenor colombiano y Esther García, pianista de España.
Voces en inglés, alemán, italiano y español fueron clave para transmitir las historias de cada pieza musical.
Paulina Villarreal, a quien El Siglo de Torreón entrevistó previo al concierto, declaró esperar que la gente les diera su energía, “un intercambio entre el público y los artistas”.
Destacó que para seleccionar a los artistas internacionales se hace a través de una base de datos con la que busca las voces o sigue las recomendaciones y una vez que tiene su interés, le hace una pequeña entrevista para invitarlo a pasar un tiempo en La Laguna.
El tema fue “Sinfonía de estrellas”, del que describió “toda una sinfonía al haber dos pianistas, un violinista, acordeón, saxofón y muchos rangos de voces”.
James Demler, quien también es profesor de Canto, manifestó que su preparación se da trabajando no solo con las notas, también intenta “meterse” en el personaje de la pieza que está cantando.
Sobre cantar en otro idioma, dijo: “Es mi trabajo que, a pesar de que está en un lenguaje que la audiencia pueda no entender, intento mostrarles a través de gestos y movimientos o mis expresiones faciales o incluso los colores de mi voz de mostrarles de qué se trata”.
“Para mí, tengo que contar historias y amo contar historias”.
La cantante lagunera Paulina de la Fuente afirmó que ya sabían desde hace un año que venía el concierto siguiente y antes de la presentación se encontraban “súper emocionados porque es el (concierto) que más cantantes hay y que más instrumentistas hemos invitado, entonces ha sido el año más grande”.
De la Fuente compartió que tenían piezas “sumamente tristes y devastadoras que llaman al público, el conectar con una sensación como la depresión, la ansiedad... es como vean, todos lo hemos vivido”.
Concluido el concierto, Justin John Moniz compartió de su participación que quiso expresar que cantar es “una experiencia compartida, es algo donde la audiencia puede ver una parte de ellos en un personaje o en una historia, relacionarse a ello y tal vez sentir confort, confianza o disfrute”.
“La música es el lenguaje universal sin importar que idioma hables”.
La pianista Esther García buscó transmitir al público que pasaran “un buen rato, que recordaran y disfrutaran las melodías tan conocidas y que mucha gente sabe y así pudiesen ver otra forma de enfocarlas y educar al público y hacerles ver que hay otro tipo de música y hay otros temas de los que hablar a través de la música con los que quizás ellos se pueden identificar”.
David Guzmán, quien compartió una visión similar a Demler, expresó que en el escenario “tienes tres minutos para contar la historia y transmitir lo que estás cantando a la gente, entonces siempre trabajo desde el texto... y trato de actuar”.
Apuntó que Estrellita del compositor mexicano Manuel Ponce significó mucho para él.
El violinista lagunero Zeytta Yamel destacó el reto de compartir escenario por primera vez junto a artistas internacionales, donde demostró su experiencia de 14 años tocando el instrumento y ocho bailando, inspirado por la violinista estadounidense Lindsey Stirling.
“El que me dieran la oportunidad de ser yo mismo esta noche, fue algo súper padre, lo aprecie demasiado y pues seguimos el ritmo como va la canción siguiendo el piano y fue una experiencia”.
Para el pianista David Córdoba que fue su primera presentación en México, destacó que fue una preparación muy intensa, de varias semanas antes de llegar a La Laguna y luego de días con los cantantes y los instrumentistas.
La soprano canadiense Reilly Nelson dijo que fue un concierto muy especial porque ha cantado en muchas galas de ópera, pero nunca había experimentado una audiencia tan entusiasmada, “fue tan cálido y atractivo y una bella experiencia por todas partes”.
Nelson expresó que quiso transmitir sinceridad con todo lo que hace todo el tiempo, “quise significar lo que digo cuando estoy cantando, entonces el significado de las palabras y los sentimientos bajo esa música, mi meta es hacerlo lo más claro posible”.
“La música está destinada a ayudarnos a sentir, sentir nuestros sentimientos y ayudarnos a reunirnos en un mundo que no siempre tiene sentido.…”.