(EL SIGLO DE TORREÓN)
Después de quince días de trabajo, los habitantes del ejido Luchana finalmente cuentan nuevamente con agua en sus domicilios. Este miércoles, tras dos meses sin suministro, el servicio fue restablecido.
Aproximadamente 75 familias estuvieron batallando sin agua, lo que las llevó a tomar acciones por su cuenta. En su desesperación, algunas personas incluso se congregaron en la Universidad Politécnica Región Laguna, sospechando que allí se estaba acaparando el agua. Se decidió entonces dividir el volumen que se “inyectaba” al acueducto en partes iguales, pero la escasez persistió. Finalmente, el martes encontraron la falla al abrir zanjas en puntos estratégicos.
Las vecinas explicaron que tienen un comité que recauda recursos propios. Tras dos semanas de colaboración con los trabajadores del Simas y solventando los gastos de alimentación, además de alquilar una retroexcavadora por dos días, comprobaron que antes de llegar a las vías del tren, en territorio del ejido Santa Teresa, la tubería estaba tapada y su diámetro había disminuido de tres pulgadas a una. Esto provocaba baja presión y la consecuente falta de agua en la comunidad.
El martes por la tarde, los trabajadores del Simas encontraron el desperfecto. Sin embargo, surgió información falsa que indicaba que las familias de Luchana se abastecerían del acueducto que suministra a Santa Teresa, lo cual generó inconformidad entre las vecinas, quienes se congregaron para impedir que el operador de la retroexcavadora continuara trabajando, llegando incluso a subir a un niño y a una señora a la máquina.
Ante la tensa situación, el gerente del Simas, Alejandro Gutiérrez Zamudio, y el secretario del Ayuntamiento, Rafael García, acudieron el miércoles por la mañana para desmentir el rumor y explicar en qué consistirían los trabajos.
Finalmente, se hicieron las adecuaciones necesarias a la tubería y, tras aproximadamente tres horas, el agua volvió a fluir en los domicilios del ejido Luchana, lo que representó un gran alivio para las familias.
Las vecinas comentaron que el gerente del Simas les explicó que dejarían las zanjas abiertas hasta el viernes para seguir monitoreando el flujo de agua. Si el suministro seguía siendo normal, entonces procederían a cerrarlas.
La comunidad se comprometió a pagar puntualmente sus recibos, que tienen un costo de 130 pesos al mes, y a reciclar el agua para regar los árboles, además de evitar desperdiciarla lavando las banquetas, con la firme intención de no volver a sufrir por la falta del servicio.
