En un contexto procesalmente activo, pero sustancialmente poco propicio para que la reforma judicial pudiera ser frenada, ayer se produjo un gesto político que acaso ayude a restablecer líneas eficaces de comunicación entre poderes y a avizorar una salida menos ríspida en cuanto a la multicitada reforma judicial.
La oportunidad asomó al celebrarse el bicentenario de la instauración del Senado mexicano, ceremonia a la que fue invitada la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, quien se ha convertido en objeto de críticas, muchas de ellas rebasando límites de civilidad, por tratar de ser un dique gremial de contención.
A pesar del encono que en segmentos de la llamada 4T hay contra la ministra Piña, pudo cumplir sin sobresaltos con el acto protocolario en el que recibió aplausos y un trato decoroso, sobre todo por parte del presidente de la mesa directiva, Gerardo Fernández Noroña, que a pesar de su talante usualmente controversial asumió el papel republicano que al acto correspondía.
Luego hubo una reunión de media hora en la que participaron Fernández Noroña, la ministra Piña, Natalia Reyes Heroles, funcionaria de la Corte, el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López Hernández y el senador morenista Ignacio Mier. No hubo declaraciones oficiales sobre lo platicado en la reunión, pero Fernández Noroña aseguró que se había establecido una especie de acuerdo para preservar el diálogo, aún en las peores circunstancias.
Así fuera solamente a partir de los efectos visuales, la sesión institucional y la posterior plática informal suministran una dosis de mínimo sosiego en medio del tráfago. No necesariamente significará cambios esenciales en la conducta de las partes contendientes, pero siempre será alentador el saber que se mantienen canales de comunicación aún en el fragor de batallas institucionales. Según lo dicho ayer, el diálogo se ha abierto entre la secretaría de Gobernación, a cargo de Rosa Icela Rodríguez (es decir, el gobierno de la presidenta Sheinbaum), el Congreso y el Poder Judicial de la Federación.
Para el gobierno federal se abre la oportunidad de suavizar en lo posible el golpe a las élites judiciales y evitar que este conflicto termine resuelto por aplastamiento traumático que "contamine" inversiones, mercados y paridades. En términos políticos, legislativos, mediáticos y sociales, los opositores a la reforma judicial están derrotados (un constitucionalista sumamente crítico del plan C y otras hechuras 4T, Diego Valadés, asegura que no hay por dónde pueda impugnarse tal reforma y que debe evitarse la pugnacidad sin fundamento: https://goo.su/8kwcn), pero sus lamentos e impugnaciones pueden ser usados para escalar el conflicto a nivel internacional, no tanto para lograr una reversa improbable, pero sí para lastimar en etapa temprana a la administración Sheinbaum. Para los intereses representados por la ministra Piña un leve o simbólico arreglo será mejor que un buen pleito que termine en previsible derrota.
Astillas: Luego que en la nueva Mañanera fue dada a conocer la continuista estrategia de seguridad del gobierno claudista, el elemento clave de tal plan, Omar García Harfuch, realizó junto al secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla, una visita a Culiacán que incluyó una extraña caminata por la calle Ciudad de Reynosa, ubicada entre el bulevar Sinaloa y la avenida Xicoténcatl, en la colonia Las Quintas (https://goo.su/wfVEAXA), seguidos los funcionarios en su calmo caminar por personal armado de a pie, varios vehículos militares artillados y camionetas de lujo. Todo ello antes de reunirse formalmente en la zona militar con el gobernador Rocha Moya. ¿A qué fueron los altos funcionarios federales a la calle citada? ¿Hubo alguna reunión privada con alguien?... ¡Hasta mañana!