El obispo de Torreón habló sobre los seminaristas que han renunciado a la Diócesis de Torreón.
Además de la deserción de jóvenes seminaristas, así como de la renuncia de sacerdotes a su ministerio, la Diócesis de Torreón se enfrenta a la poca vocación sacerdotal a causa de la apatía hacia la vida religiosa.
Tan solo en este año, de acuerdo con cifras proporcionadas por el obispo de Torreón, Luis Martín Barraza Beltrán, de los 45 seminaristas que se tenían en formación, renunciaron entre 7 a 10 jóvenes mientras que de la vida sacerdotal, desde su nombramiento como obispo en el 2017 a la fecha, han renunciado a su ministerio al menos 5 sacerdotes.
Y en la actualidad, de los seminaristas que se encuentran preparándose, solo 18 corresponden a la Diócesis de Torreón, pues el resto, son jóvenes que formarán parte de la Diócesis de Gómez Palacio, dado que en aquella entidad no se cuenta con un Seminario Mayor.
Es por ello que aunque sí se ha dado atención a las 60 parroquias y ocho capellanías que integran la Diócesis, templos como en San Pedro y Matamoros, carecen de vicarios, lo que duplica y en ocasiones triplica sus necesidades.
"Yo vengo diciendo lo mismo desde que llegué porque de los que he ordenado como unos 16 (nuevos sacerdotes) son los que se han muerto, se han enfermado o han dejado el ministerio, entonces hay como 100 sacerdotes diocesanos y 35 religiosos para 60 parroquias y 8 capellanías; sí hay cobertura en bueno de a uno por parroquia es suficiente", consideró monseñor.
Pero además, siete de los sacerdotes, deben atender al propio Seminario para la formación de los jóvenes que han decidido continuar con este camino.
Barraza Beltrán consideró que este poco interés de formar parte de la vida religiosa es generalizado
