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Los divertículos son bolsas tan abultadas como irregulares que aparecen en la pared del intestino grueso, también conocido como colon. No son, en realidad, nada extraordinario; suelen surgir cuando se superan los 50 años de edad y lo común es que no causen problemas.
Es cuando dichas bolsas se inflaman que se presenta el motivo de atención clínica, la llamada diverticulitis. Se trata de una inflamación causada por la actividad del sistema inmunitario, cuando aumenta el flujo de sangre y de líquidos a una zona del cuerpo y envía células para combatir un padecimiento.
Los divertículos inflamados pueden provocar dolor intenso, fiebre, náuseas y cambios en los hábitos de las deposiciones.
Cuando la diverticulitis es de menor calado, basta con descanso y ajustes en la dieta para tratarla; el antibiótico no siempre es necesario. Pero si el mal se agrava, entonces sí que llega a exigir tratamiento con fármacos en una unidad sanitaria. En ocasiones, si es un padecimiento recurrente o grave obliga a pasar por el quirófano. Por eso, conviene prestar atención a sus síntomas.
SÍNTOMAS
Someter el intestino grueso a una fuerte presión, mediante espasmos o algún esfuerzo, por ejemplo, puede ocasionar la formación de divertículos donde la pared del colon es débil. Que se inflamen estas bolsas también puede ser por efecto de una enfermedad bacteriana o a consecuencia de un daño en los tejidos.
La diverticulitis tiene en la edad al principal factor de riesgo (ya se ha mencionado que los divertículos suelen aparecer al superar el medio siglo de vida). Otros factores que incrementan las posibilidades de desarrollar esta inflamación son la obesidad, fumar, una dieta con alto consumo de carne roja y baja presencia de fibras, beber alcohol en exceso, el sedentarismo, un bajo nivel de vitamina D y la ingesta de esteroides, opioides y antiinflamatorios no esteroides como ibuprofeno o naproxeno.
Dolor adbominal, situado debajo del pecho, es la principal seña de esta afección. Hablamos de un dolor repentino e intenso en la parte inferior izquierda del abdomen. Puede ser leve y empeorar de forma progresiva. También ocurre que la intensidad varía con el tiempo.
Más signos de su presencia son náuseas, fiebre, sensibilidad al tacto en el abdomen y cambios en la defecación, con posibilidad de diarrea o estreñimiento repentinos.
La aparición de estos síntomas es una clara invitación a buscar atención médica.
COMPLICACIONES
Cerca de 15 de cada 100 pacientes con diverticulitis presenta complicaciones como la formación de un absceso, es decir, un saco de pus producto de una enfermedad bacteriana.
También puede registrarse una obstrucción del colon o una fístula, que es un pasaje irregular entre el intestino y otro órgano.
Más efectos de consideración son un desgarro en la pared del colon que permite la salida de desechos (esto causa enfermedad grave en la mucosa del abdomen) y la hemorragia diverticular (sangrado de los vasos sanguíneos rotos).
PREVENIR
Para reducir las posibilidades de que este mal nos afecte hay que hacer ejercicio con regularidad.
Conviene, además, adoptar una alimentación rica en fibras, ya que mejora el movimiento de las heces a través del colon y reduce el riesgo de inflamaciones. En este punto cabe mencionar que los alimentos ricos en fibras incluyen frutas, verduras, cereal integral, semillas y legumbres. Reducir el consumo de carne roja y golosinas es una excelente decisión para conservar una buena salud. Mantener un peso saludable, tarea que puede requerir la asistencia de un especialista en nutrición, también nos ayuda.
Beber mucho líquido es otro hábito que conviene cultivar: la fibra absorbe el agua, aumentando la cantidad de materia fecal suave y abultada en el colon, mejorando el movimiento de las heces y evitando el estreñimiento.
Dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol son otras decisiones que contribuyen a disminuir el riesgo de inflamación de los divertículos.
DIAGNOSTICAR
Cuando se acude a consulta, el médico practica un examen y solicita pruebas para determinar la causa de los síntomas, ya que la diverticulitis comparte señas con otros padecimientos.
Es normal que el profesional de la salud practique un examen físico, en este caso, toca suavemente distintas partes del abdomen para identificar la zona donde hay dolor.
También puede solicitar pruebas de laboratorio para descartar otras afecciones y afianzar el diagnóstico. Los análisis de sangre, por ejemplo, ayudan a detectar signos de infección y actividad del sistema inmunitario, mientras que el análisis de enzimas hepáticas sirve para descartar una enfermedad del hígado.
Una tomografía computarizada puede mostrar si hay divertículos inflamados, abscesos, fístulas u otras complicaciones.
TRATAMIENTO
Las medidas para contrarrestar la diverticulitis dependen de la gravedad de la afección. Si los síntomas son leves, el paciente puede llevarse el tratamiento a casa.
No es inusual que el profesional de la salud recomiende seguir una dieta líquida. Cuando los síntomas mejoran, se incorporan progresivamente a las comidas alimentos sólidos bajos en fibra. Una vez que el paciente está completamente recuperado, puede volver a su dieta habitual incluyendo alimentos altos en fibra.
Es frecuente que se recomiende el consumo de algún suplemento para suavizar las heces y antibiótico. El paciente, eso sí, debe completar el tratamiento incluso cuando ya se siente mejor.
Las complicaciones conducen al hospital. Allí se lidia con la diverticulitis administrando a la persona antibióticos a través de una sonda intravenosa.
Pasar por quirófano es inevitable cuando se requiere drenar un absceso o detener un sangrado relacionado con la inflamación, o roturas en la pared del colon, fístulas y otros daños graves en el tejido. La intervención puede ser algo tan serio como extirpar la parte afectada por la enfermedad. Luego, los médicos conectan los tejidos sanos restantes y recrean un colon completo.
Otro procedimiento para tratar la diverticulitis reclama separar la parte sana y la parte afectada por la enfermedad. La sección aún funcional se dirige hacia un orificio en la pared abdominal y los desechos son recogidos en una bolsa de colostomía. Esto da tiempo a la zona afectada para recuperarse. Una vez cicatrizada, se unen los dos segmentos y se cierra el orificio hecho en la pared abdominal.
Los divertículos inflamados, como es fácil de concluir, no son nada divertidos.