Remesas. (ARCHIVO)
Un impuesto a las remesas enviadas por los paisanos a México se ha presentado como otro tema sobre la mesa en el futuro de la relación con Estados Unidos.
Esta mañana, la presidenta Claudia Sheinbaum descartó como rumor el reporte de que la próxima administración de Donald Trump planee imponer un impuesto del 10 % a las remesas cuyo destino sería financiar la extradición de cientos de miles de personas sin estatus legal.
El periodista Darío Celis reportó en su columna La quinta transformación que el impuesto “va en línea” con los próximos encargados de combatir la migración el “zar fronterizo” Tom Homan y el director de Aduanas, Rodney Scott.
El impuesto a las remesas tendría como objetivo gravar los recursos de la venta de droga en Estados Unidos, principalmente fentanilo, y que luego es enviado como remesas, representando un estimado de entre un 7.5 % y un 10 % del valor total de ellas.
El orgullo diario de López Obrador, el ingreso de las remesas, ha venido a considerarse como un objetivo por diversos políticos en Estados Unidos, tanto del partido Demócrata como el Republicano, quienes han mostrado interés en gravarlo y de ahí financiar políticas contra los migrantes.
Uno de los datos que ha causado interés por diversos estudios, señaló Celis, es que parte de las remesas enviadas a México proviene de estados con poca población mexicana y no correspondería al número de migrantes en el territorio como Minnesota, Tennessee, Idaho y Utah.
De los cuatro estados, solo Tennessee se encuentra entre los primeros señalados por los Centros para el Control de Enfermedades de tener una de las tasas más altas de muerte por fentanilo, los otros tres están lejos de esta.
En noviembre, la Dra. Patricia Pozos Rivera, académica de la Unidad de Investigación de Economía Política del Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestó a El Siglo que en promedio a las familias mexicanas les llegan unos 350 dólares al mes de remesas, unos 7 mil pesos, lo equivalente a un salario y la mayoría de esto es usado para gastos básicos como la compra de alimentos, por lo que una reducción terminaría por afectarles.
En 2023, el Banco Mundial reportó que México es el país que más recibe remesas en América Latina y es el segundo mayor recipiente de estas en el mundo.