En la dinámica conflictiva en Medio Oriente, el plano geopolítico global también cuenta. Consideremos los siguientes elementos:
1. Primero, la asociación o cercanía que hoy prevalece entre Rusia y otros países (como Irán o China) no implica propiamente el establecimiento de alianzas militares entre esos estados.
2. Aun así, la cooperación entre países como Corea del Norte y Siria (un aliado central del eje proiraní) o Rusia y China, no es algo nuevo. Pensemos por ejemplo que Irán cuenta con un convenio estratégico de 25 años firmado con Beijing en 2021, el cual incluye una asociación económica y una cooperación militar sin precedentes, lo que abarca transferencia de tecnología china a Irán y colaboración para fabricación de armamento. Pero toda esta cooperación tenía límites importantes, especialmente con Rusia.
3. Todo eso cambió, sin embargo, con la invasión rusa a Ucrania. Rápidamente Moscú comprendió que en su aventura de largo plazo iba a necesitar la cercanía de muchos países en el mundo, pero especialmente aquellos que también tenían interés de rivalizar con EUA y sus aliados. El Kremlin ha conseguido sostener su capacidad militar industrial gracias a complejos esquemas para evadir sanciones a través de países terceros, gracias al suministro de partes de fábricas como las chinas, o bien abiertamente gracias al suministro de municiones de artillería, drones y misiles de Corea del Norte o Irán. Rusia, entonces, se ha vuelto mucho más dependiente de Teherán de lo que Putin hubiera deseado.
4. En Medio Oriente, la situación es compleja. Es verdad que, por una parte, Arabia Saudita, Qatar y EAU son aliados estratégicos de Washington, pero también es verdad que esas monarquías han optado por acercarse y cooperar con Teherán por así convenir a sus intereses. A la vez, les es imposible posicionarse del lado israelí en el tema de Gaza.
5. Dicho eso, no obstante, si analizamos el mapa, vamos a encontrar distintos planos en estos ejes. En el plano regional, Irán ha conformado una amplia red de milicias aliadas a quienes arma, financia y entrena, incluidas Hamás, Hezbollah o los houthies, muchas de las cuales han combatido o se contraponen con EUA y sus aliados en MO como Arabia Saudita.
6. En un plano mayor, veremos que Rusia y China se posicionan cerca de Irán y varias de sus milicias aliadas en contra de Israel, Moscú ha optado por ser cada vez menos ambigua en su cercanía con Irán, a quien debe ya muchos favores por el suministro de drones y misiles para su guerra en Ucrania. Esto se manifiesta desde la asesoría militar hasta la provisión de aviones avanzados y defensas antiaéreas a Teherán por parte de Moscú.
7. Dado ese complejo mapa, no es difícil entender por qué Londres o París, a pesar de todas las muchas diferencias que puedan tener con Netanyahu, con todo y sus amagues de cortar el envío de armamento a Israel, a la hora de tener que adoptar una postura decisiva, optan por ayudar militarmente a Israel. Es decir, cuando se trata de definir intereses y agendas geopolíticas, las ambigüedades parecen disiparse. Independientemente de lo que Biden, Starmer, Macron, Scholz o incluso Mohammed Bin Salman piensen acerca de Netanyahu, esos líderes observan que el daño que Israel está haciendo a Hezbollah o a Teherán y a su eje, en realidad favorece a sus agendas geopolíticas y las de sus alianzas como la OTAN.
De ahí que las críticas públicas, amagues diplomáticos, económicos o armamentistas, no tengan eficacia en ejercer la presión que a veces ellos mismos quisieran ejercer sobre Netanyahu y su gabinete. El jefe del gobierno israelí entiende muy bien estos tableros y comprende que ello le otorga un enorme margen de maniobra.