El ‘beso de la muerte’, la historia detrás del fallecimiento del piloto Alfonso de Portago
La vida y muerte de Alfonso Cabeza de Vaca y Leighton, XI marqués de Portago, fueron todo menos ordinarias. Seductor, deportista, bon vivant, vividor, aristócrata y gentleman driver, “Fon”, como también se le conocía, vivió múltiples vidas en solo 28 años.
Recordemos que Portago se unió a Ferrari en 1956, año en el que logró el segundo puesto en el podio del Gran Premio de Gran Bretaña, compartiendo coche con Peter Collins. Comenzó 1957 puntuando nuevamente, obteniendo un quinto lugar en la carrera inaugural en Argentina, también al volante de un monoplaza compartido, esta vez con Froilán González.
A pesar de su talento, el piloto español no estaba entre los inscritos de la Scuderia para la Mille Miglia de 1957, ya que Ferrari contaba con expertos en carreras de ruta. Sin embargo, debido a una afección respiratoria que impidió a Luigi Musso competir, Portago heredó su 335 Sport.
El día que perdió la vida
El accidente de Alfonso de Portago tuvo lugar el 12 de mayo de 1957 durante la Mille Miglia, una célebre carrera de resistencia en Italia. Portago, quien competía a bordo de un Ferrari 335 Sport, hizo una parada en Roma para reabastecerse de combustible. Allí fue recibido por su novia, la actriz mexicana Linda Christian, en un momento que se convertiría en icónico: un beso que se inmortalizó en una fotografía y que luego se conocería como “El beso de la muerte”.
Poco después de retomar la carrera, Portago perdió el control de su vehículo cerca de Guidizzolo. Uno de los neumaticos del coche explotó al chocar contra una piedra, se estrelló contra un muro y se incendió, causando la muerte del piloto español y de varios espectadores.
Este trágico evento no solo impactó a la comunidad automovilística, sino que también llevó a un aumento en las medidas de seguridad en las carreras, marcando un punto de inflexión en la historia del automovilismo.
