Desde hace dos años se registra una aguda crisis del agua en México. Al iniciarse la temporada de estiaje hay nuevos informes sobre el agravamiento de la sequía en México, así como sobre la escasez y contaminación de los recursos hídricos en el mundo. Según el último monitoreo de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), en más del 60% del territorio nacional hay sequía extrema, severa o excepcional. Estudios científicos internacionales recientes indican que las cuencas de todos los ríos del mundo están bajo enorme presión, numerosas actividades humanas, económicas y urbanas dependen de ellas como fuentes de agua potable. Alrededor de la mitad de la población mundial enfrenta escasez severa de agua durante al menos un mes al año, habiendo una creciente contaminación de los acuíferos con plásticos, productos químicos y nitrógeno. Para millones de personas, tanto la cantidad como la calidad del agua son graves desafíos cotidianos.
La sequía continúa agravándose, sobre todo en Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Puebla, Querétaro, Sonora y Sinaloa. Los sistemas de almacenamiento y abastecimiento de agua para las principales concentraciones metropolitanas y urbanas del país enfrentan serios problemas, -no es solamente el sistema Cutzamala que está al 38 % de su capacidad total-. Cabe dudar de la garantía del abasto para el próximo verano. La mitad de las presas y embalses están por debajo del 50% de su capacidad debido a la falta de lluvias. Importantes lagos, lagunas y embalses se han secado total o parcialmente, generando situaciones de emergencia tanto para las actividades agrícolas y ganaderas en el campo, como para actividades industriales y la provisión de servicios en las ciudades.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, enero de este año fue el decimoséptimo más seco desde 1941, con una disminución de 7.9 milímetros de agua pluvial. Según registros de los últimos 10 años ha llovido 40% menos, por lo que la recarga de los mantos freáticos ha disminuido en forma alarmante. La crisis afecta a 23 estados. La demanda sigue creciendo, por lo que, al no haber agua suficiente en las presas, en muchas regiones y localidades la tendencia es sacar más agua del subsuelo mediante pozos concesionados. La sobreexplotación, la reducción de los acuíferos, la falta de presión y las fugas en las redes de distribución están obligando a priorizar y limitar la distribución y el uso del agua. Hay "huachicoleo" de agua debido a la manipulación y utilización informal o ilegal de tomas de agua y pipas.
Las autoridades responsables no pueden hoy garantizar que salga el agua de las llaves, por lo que solicitan a los usuarios moderar el consumo. En varias entidades se han endurecido las sanciones a quienes la desperdicien, buscando promover el cuidado del agua y una mayor captación eficiente de agua de lluvia. El agua debe formar parte de las propuestas y debates locales y nacionales en las campañas electorales. Debemos discutir las condiciones que se necesitan generar a fin de atender y resolver las múltiples dimensiones de la crisis del agua, la cual ya se venía venir y poco se hizo. Urge acordar acciones administrativas y técnicas concertadas para invertir, ampliar, mejorar y mantener la infraestructura y proteger los recursos hidráulicos, recuperar algunos de los 653 acuíferos, en muchos de los cuales (331) su uso libre debió suspenderse a causa de la contaminación o sobreexplotación. También revisar las medidas para dictaminar las solicitudes de títulos de concesión y/o las manifestaciones de impacto ambiental de nuevos proyectos, obras urbanas y desarrollos inmobiliarios, asegurando la disponibilidad media anual del agua.
La creciente urbanización, la deforestación, la pérdida de humedales y el cambio climático, además de la extracción del agua subterránea han perturbado gravemente el ciclo hidrológico natural, determinando la disponibilidad, accesibilidad, distribución y calidad del recurso natural más preciado en el mundo. Estos procesos son los principales causantes de las sequías, pero también de las inundaciones, puesto que los recubrimientos con asfaltos y la impermeabilización de calles y avenidas en las ciudades disminuyen la infiltración natural del agua. En México, es necesario adoptar y adaptar, de manera urgente, las soluciones constructivas y tecnológicas ya comprobadas de las llamadas ciudades esponjas, así como detener la degradación de los ecosistemas naturales y de agua dulce en valles, cuencas, selvas, zonas de pastizales causada por el cambio del uso de suelo, el turismo depredador sin control, el crecimiento urbano sin planeación y regulación, que la falta de aplicación y cumplimiento de las leyes vigentes, la corrupción y la incompetencia han permitido.
La escasez crítica de agua en el país puede agudizar la incidencia de enfermedades ya presentes como sarampión, dengue, cólera, gastroenteritis, parasitosis, psoriasis y de las enfermedades respiratorias. Todas se relacionan con las condiciones sanitarias y de higiene de la población, con los cambios de hábitos y una menor cantidad y calidad del agua que generan condiciones de insalubridad. No basta con que el 93% de los hogares en México tengan acceso al suministro entubado de agua potable, si 3 de cada 10 viviendas (11.5 millones de personas) no dispone diariamente del servicio de agua potable.
Ante esta grave crisis hídrica ¿cómo es posible que desde 2022 el Congreso haya sido incapaz de dictaminar y aprobar una nueva Ley de Aguas Nacionales? A la CONAGUA le asignaron sólo 62 mil 674 millones de pesos, la mitad de los recursos presupuestales requeridos para enfrentar los formidables desafíos del abasto de agua y el combate a la sequía.
@JAlvarezFuentes