En un panorama empresarial sacudido por amplias rondas de despidos en las industrias tecnológica, mediática y financiera durante 2024, resurge la figura del ex CEO de Nintendo, Satoru Iwata, como un referente de liderazgo y toma de decisiones éticas.
Iwata, quien encabezó la icónica empresa de videojuegos con sede en Kyoto, Japón, desde 2002 hasta su lamentable fallecimiento en 2015, enfrentó momentos críticos durante su mandato. Uno de los más destacados fue el lanzamiento de la consola Wii U en 2013, concebida como sucesora de la exitosa Wii pero que resultó ser un fracaso comercial, sumiendo a Nintendo en años de pérdidas.
Ante la difícil situación, en lugar de recurrir a despidos masivos, Iwata optó por una medida poco convencional: aceptar una reducción salarial del 50% para ayudar a mantener la estabilidad financiera de la empresa y preservar el bienestar de sus empleados. Esta decisión, según informes de la época, estuvo motivada por la convicción de que un equipo completo y motivado tendría más posibilidades de sacar a Nintendo adelante.
En aquella ocasión, Iwata dijo que, si se reducía el número de empleados por un beneficio financiero a corto plazo, la moral del equipo se desplomaría, resaltando que "sinceramente dudo que aquellos empleados que teman ser despedidos sean capaces de desarrollar títulos que puedan impresionar a la gente alrededor del mundo".
El impacto de esta estrategia resuena en la actualidad, especialmente en medio de los despidos que afectan a empresas de renombre como Riot Games y Microsoft, propietaria de Activision Blizzard y Xbox. Rohan Verma, un destacado coach ejecutivo con sede en San Francisco analiza cómo esta estrategia funcionó para Nintendo y por qué puede no ser la solución ideal para todas las compañías.
Según Verma, la fe de Iwata en el talento de su equipo fue fundamental. La reducción de su propio salario permitió que los empleados continuaran trabajando en proyectos futuros, incluido el exitoso lanzamiento de la consola Switch en 2017, que ha vendido más de 139 millones de unidades hasta diciembre de 2023.
No obstante, Verma advierte sobre los riesgos asociados con este enfoque y subraya la importancia de asegurarse de que la estrategia de la empresa sea sólida y que los productos ofrecidos sean adecuados para el mercado antes de seguir el ejemplo de Iwata.
Además, se sugiere que la decisión de Iwata podría haber sido influenciada por aspectos culturales japoneses, como el concepto de "hansei", que promueve la autorreflexión y la asunción de responsabilidad en tiempos de crisis.
Por último, se destaca que las reducciones salariales ejecutivas no siempre resuelven los problemas fundamentales que llevan a los despidos, ya que pueden ser necesarias medidas más profundas, como reestructuraciones organizativas o ajustes en la estrategia empresarial.
Es así que el legado de Satoru Iwata ofrece lecciones valiosas sobre liderazgo, ética empresarial y gestión de crisis en un mundo empresarial cada vez más volátil e impredecible. Su ejemplo continúa inspirando reflexiones sobre el papel de los líderes corporativos en tiempos de adversidad y cambio.