Un triunfo es un triunfo; “Haiga sido como haiga sido” reza el ya popular dicho del expresidente Calderón, y resulta muy difícil cuestionaruna victoria, porque a la luz de lo que significa, lo de menos es como se haya conseguido, pues los triunfos siempre encandilan por la intensidad de la luz que pueden llegar a emitir.
Y eso es lo que menos necesita Santos en estos momentos, no puede echarlas campanas al vuelo por un resultado que es muy positivo, pero que fue conseguido con tanto drama, como el obtenido el pasado domingo por la escuadra lagunera; porque analizando detenidamente lo acontecido en el duelo frente a Necaxa, buena parte del encuentro era controlado, hasta con relativa facilidad por el conjunto hidrocálido, que pudo haberlo liquidado antes de la reacción santista, pero, de nueva cuenta Carlos Acevedo evitó goles que debieron determinar un rumbo diferente del juego para los necaxistas.
Diría que en el partido hubo dos juegos en uno; en el primero de ellos, Necaxa se fue arriba dos por cero, quedándose hasta corto en el marcador; y luego otro, en el que, como lo dejaron vivo, Santos empezó a remar contra la corriente, ante una escuadra que empezó a desdibujarse con las modificaciones de su técnico, algo que suele sucederle a Fentanes , estratega nacaxista, a quien le conocimos esos dislates cuando dirigió a los de la comarca; y esto lo aprovechó Santos para darle la vuelta al encuentro, y lo mejor, al resultado en sí.
Debo señalar también, que, desde mi punto de vista, la positiva reacción de los de casa, fue más en base a lucha y determinación, que, a buen futbol; en otras palabras, fue más a empujones que a un futbol bien elaborado. Esos momentos del juego, me hicieron remontarme a la época del Santos de pocos recursos, económicos y humanos, que con base a pundonor y deseos trataba de competircon sus adversarios en la búsqueda de su permanencia en el máximo circuito de nuestro futbol. Eran tiempos de subsistencia, donde escaseaban muchas cosas en la institución santista.
Hoy parece que regresamos a esos tiempos que la afición ya había olvidado, pero que seguramente volvieron a las mentes de los pocos asistentes al estadio el pasado domingo, que estallaron en una algarabía contenida desde meses atrás, esperando la victoria santista.
No sé si así vaya a ser el futuro de Santos, esperamos que no, pero por lo pronto, en el presente torneo, los dirigidos por Nacho Ambriz tienen ante sí una cuesta futbolística muy de subida, porque, a pesar de la gran victoria conseguida, en buena parte del cotejo, Santos mostró las mismas falencias de encuentros anteriores, no hay mucho avance futbolístico, y lo más preocupante, es que hay algo que no se puede inventar, que es el talento y calidad para jugar al futbol; no podemos tapar el sol con un dedo y pretender que algo puede surgir repentinamente en un plantel que en ese plano está muy desarropado.
Seguir remando contra la corriente es lo que le espera a santos en este futbol nuestro de cada día.