Dio inicio una nueva era Aguirre, el Vasco toma la batuta de la selección nacional mexicana portercera vez en su trayectoria de casi treinta años como director técnico, y nuevamente lo hace con una victoria, esta ocasión goleando a Nueva Zelanda por tres goles a cero.
Debutar con un triunfo siempre será lo ideal para un técnico, pues es arrancar con el pie derecho un nuevo proyecto, más allá del rival que se haya enfrentado, que en este caso fue un verdadero flan.
Se sabía de antemano que los neozelandeses serían un enemigo muy a modo, pero de esto Javier Aguirre es el menos responsable, porque el juego estaba pactado mucho tiempo antes de su llegada a la dirección técnica del Tri, y entonces él no tuvo nada que ver con la designación del adversario.
Lo acontecido en el partido ante Nueva Zelanda es insuficiente para hacer un juicio de lo que se puede esperar de esta nueva gestión de Aguirre al frente de la escuadra nacional azteca, pero se pueden señalar algunos detalles diferentes a lo que pasaba con estrategas anteriores, o cuando menos con quien lo precedió; de entrada se cumplió con el imperativo de ganar con claridad a un rival muy inferior, como claramente lo fueron los kiwis; a lo mejor el marcador no fue tan amplio como pudo haber sido, pero se ganó como se debía, por una clara goleada; me parece también, que la alineación inicial fue más lógica y congruente, tanto en hombres como en el parado táctico de acuerdo a los mismos; y vimos además, a un estratega mexicano en el banquillo, seguro de sí mismo y en constante comunicación con sus jugadores y sus asistentes, en franco dominio de su posición.
De entrada, estos detalles ya suman bastante más de lo que se percibía con el Jimmy Lozano en el banquillo azteca, que siempre mostraba cara de no saber que hacer en el partido. Es un hecho, que el Vasco es un tipo con muchísima más personalidad que su antecesor, e indudablemente con bastante más bagaje y seguramente con más ascendencia y autoridad sobre sus dirigidos que su gris predecesor, eso ya es ganancia.
La oncena mexicana ya mostró un rostro diferente en cuanto a la manera de encarar al rival, más allá de lo débil y limitado que éste fue, pues se pisó con más frecuencia y posibilidades el área enemiga, se impusieron condiciones de manera muy clara y se tuvo siempre claro control del partido.
Es cierto que el rival dio muchas facilidades, pero ahora, bajo la batuta de Aguirre, se aprovecharon a cabalidad.
Todo lo anterior está aún muy lejos de significar que ya Javier Aguirre se haya convertido en el estratega que la selección estaba esperando, que ahora sí, el Vasco, tenga la piedra filosofal que transformará al seleccionado mexicano, se avanzó, sí, pero enfrentando aun contrario demasiado flojo, con el que simplemente se cumplió con el compromiso de derrotarlo con claridad.
La verdadera prueba para Aguirre vendrá al enfrentar, con la misma solvencia, rivales de mucho mayor calidad y exigencia; si lo logra, entonces podríamos empezar a pensar que Javier es, ahora sí, el hombre indicado para dirigir al Tri; mientras tanto, yo sigo siendo muy escéptico en este futbol nuestro de cada día.