Santos cayó de nuevo, esta vez fue ante Juárez, que llegaba al partido como sotanero del torneo, pero que había ganado en su salida anterior y animado por esa victoria vino al Corona por tres puntos más, mismos que se llevó muy merecidamente al derrotar a los laguneros por dos goles contra cero y propinarles su séptimo descalabro de la justa.
Santos fue superado de manera clara por los bravos fronterizos, que, con mayor determinación, pero sobre todo con mejor futbol, dieron cuenta de un desangelado conjunto lagunero, que esta vez lució totalmente perdido, sin brújula y sin quien pudiera ser el líder que lo guiara en la cancha. Fue una verdadera tristeza que ante el que hasta ese momento era el peor cuadro de la competencia Santos se viera tan mal y tan carente de recursos.
De antemano se sabía de las limitaciones de la oncena santista, pero todos pensamos que enfrentar al dueño del farol rojo de la liga sería una gran oportunidad para los de la comarca de agenciarse tres puntos; pero nada más alejado de la lastimosa realidad del cuadro comarcano, que fue superado por los de la frontera, que de paso los hundió en las profundidades de la tabla de clasificaciones, de las que resulta difícil predecir cuándo podrá salir por sus propias limitaciones y por cómo está jugando de mal.
Santos está jugando tan mal, que no produce nada al frente, pero tampoco se defiende con propiedad, en el cotejo del domingo pasado Juárez le robo hasta la iniciativa que como equipo local debería haber tenido, vamos ni siquiera cuando recibió el primer gol tuvo una reacción que le permitiera tomar la propuesta del juego, fueron los juarenses lo que mantuvieron los deseos de ir al frente, y no fue porque Santos no quisiera, fue porque simplemente no pudo asumir esa postura porque no tuvo los recursos necesarios para poder hacerlo, fue otra vez víctima de sus propias limitaciones.
Ya resulta hasta necio insistir en lo mismo cada vez que el conjunto sale a la cancha y es exhibido por su oponente, los comentarios que se desprenden de sus malas actuaciones no tienen más explicaciones. Pero lo más lamentable es el silencio sepulcral de su directiva, tal vez porque ciertamente no hay mucho que decir sobre lo que está pasando con el equipo, los hechos saltan a la vista y las causas también.
Santos está siendo víctima del abandono de su propietario, que le apostó a un proyecto con poco sustento, producto de un presupuesto flaco, que ha limitado enormemente sus posibilidades de competir por los primeros sitios y hoy lo tienen sumido en la mismísima cola de la competencia.
Y lo que es peor todavía, la gente se aleja cada vez más de las tribunas, este domingo pasado el estadio Corona registró la entrada que tal vez sea la más raquítica desde que abrió sus puertas, y si no es las más floja de todas sí es la más baja de los últimos torneos.
Cuanto tiempo tardarán los patrocinadores en empezar a cuestionarse si es redituable su inversión, tomando en cuenta que la directiva santista está escatimando a la hora de armar el equipo, porque ellos pagan por un cuadro ganador en este futbol nuestro de cada día.