Arturo logró cortar tres orejas en la Plaza de Toros Alberto Balderas de Lerdo.
El matador lagunero Arturo Gilio cortó tres orejas y se proclamó triunfador de la espectacular, colorida y mística Corrida de Calaveras, celebrada anoche en la Plaza de Toros Alberto Balderas, de Ciudad Lerdo, donde el rejoneador Andy Cartagena paseó un apéndice.
FAENAS
Primero en suerte, fue "Cempasúchil", de 520 kilos de peso, castaño, cornivuelto, caribello, para Andy Cartagena y su elegante cuadra de caballos, colocó rejones de castigo con temeraria cercanía, el rejoneador fue voluntarioso, pero el toro si acaso cooperó ante una buena pega de los Forcados Amadores de México, y nada más; tras pinchazo, estocada trasera, pero efectiva, para recibir una oreja.
Siguió Catrín, de 480 kilos, cárdeno, paliabierto, bragado, para Arturo Gilio, de espuma de mar y oro, que luego de que el astado brincó al callejón, recibió con vistosos faroles de rodillas, bien rematados para dar paso a la suerte de varas y bien colocadas banderillas.
Tras brindis a su madre, el torero de la casa tomó la muleta para torear por el pitón izquierdo ante un toro tanto distraído, buenas tandas con manoletinas incluídas; colocó estocada tanto caída; oreja.
"Alfeñique", de 485 kilos, salió de la puerta de toriles, cárdeno entrepelado, paliabierto, para Cartagena consentido por el tendido, tras buen rejón de castigo, nuevamente batalló para encontrar a un astado que se desentendía, pero colocó buenas banderillas, muestra de su maestría.
Otra gran pega de los Forcados, pero el toro no cooperó más, Andy optó por el rejón de muerte y con descabello, puso fin a la existencia del astado; escuchó palmas.
El cierraplaza fue "Místico", de 490 kilos, cárdeno entrepelado, caribello, corniapretado, protestado por el respetable y Gilio abrevió con capote, para dejar al picador.
Con la muleta, Arturo fue generoso, vistosos derechazos y largos naturales provocaron palmas de los espectadores, manoletinas en la cúspide de la faena, y una estocada en la cruz, para arrancar el último suspiro del astado y al grito de "Torero, torero", recibir dos orejas celebradas por el público.
