El primer Congreso de Coahuila (parte I)
Tratar sobre la Historia del Congreso del Estado de Coahuila implica hablar no solo desde el ámbito del acontecer local en lo que se refiere al devenir una región tan particular del norte de México—más allá del Camino Real de Tierra Adentro—o el de alguna entidad federativa aislada y común dentro del mosaico policromo en que se terminó por constituir la federación, puesto que implica hablar sobre de la historia del país como un todo desde que se erigió en una nación independiente de la Madre Patria, en el año de 1821, hasta la instauración definitiva del sistema federal e imposición del modelo republicano, tres años después; e incluso como parangón de la representación popular desde el Virreinato.
Respecto a esto, Nettie Lee Benson en su clásica obra La Diputación Provincial y el Federalismo Mexicano cita como ejemplo preliminar lo siguiente:
“Siete días antes de la publicación del Reglamento de Provincias en el Diario, el diputado de las Provincias Internas de Oriente —el defensor mexicano más apasionado, acaso, de la autonomía local— se incorporó a las Cortes. Era José Miguel Ramos y Arizpe (conocido simplemente como Ramos Arizpe). Leyó sin duda el Reglamento de Provincias con gran interés, y empezó inmediatamente a formular una política enderezada a la obtención de nuevos derechos políticos para su tierra natal. El 23 de octubre de 1811 dio forma a sus ideas en una proposición en que pedía el establecimiento en Saltillo —situada en las Provincias Internas de Oriente de la América Septentrional— de una junta superior que llevaría el nombre de gubernativa, compuesta de siete miembros, dos vecinos de Coahuila, dos de Nuevo León, dos de Nuevo Santander y uno de Texas. Al propio tiempo pedía que en las capitales de cada una de las cuatro provincias se estableciesen juntas subalternas, integradas por un número de vecinos que oscilaría entre tres y cinco”.
Sin embargo, no será sino hasta la proclamación del Plan de Iguala en Saltillo por parte del teniente Nicolás del Moral (Sada Sandoval, 2024) que se convocara a la formación de una Junta para formarla Diputación Provincial tras la huida del Comandante Joaquín Arredondo quien, buscando continuidad en el nuevo estado de cosas, se vio obligado a reconocer el Plan en Monterrey pero fue vigorosamente rechazado por los iturbidistas de Saltillo que presionaron al Gobernador de Coahuila Antonio Elosúa a jurar el Plan de Iguala el 6 de julio de 1821, nombrando una Junta de Gobierno integrada por Francisco Antonio de Iturbide como Presidente, el Bachiller Juan Nepomuceno de la Peña, el Teniente Pedro Lemus, Rafael Ramos, Juan Martínez, Juan González, José Ignacio de Arizpe, el Licenciado José María Letona y José Joaquín de Arce González como Secretario en lo que aguardaban la llegada del Teniente Coronel del Ejército Imperial de las Tres Garantías Gaspar Antonio López quien, a marchas dobles desde San Luís fue llamado por los saltillenses para que asumiera mando —a nombre del libertador Iturbide— de las Provincias Internas de Oriente, que integraban Coahuila, Nuevo León, Texas y Nuevo Santander.
Esta actitud e iniciativa independentista que se describe en El nacimiento de México. Doy fe, suscitada al mismo tiempo que la del Partido de Parras, encabezados por patriotas distinguidos como Juan Vicente Campos Casas —prócer trigarante que décadas después se convertirá nada menos que en el primer Gobernador mestizo de nuestro Estado— sería suficiente para ser emulada por las autoridades locales de Monterrey que por su parte harían la debida jura con un espíritu acendrado de autonomía e identidad local nunca antes visto, encarnada en personalidades del ámbito civil, militar y eclesiástico identificadas con el movimiento trigarante como Juan Francisco de la Penilla, la familia De Llano, Matías de Sada, José León Lobo, José Ángel Benavides y Jesús María Aguirre, como refiere también Rocío González Maíz, entre otros historiadores regionales.
