FOTO: Ramón Sotomayor
Ayer se cumplieron 120 años del natalicio de Salvador Novo, pero la fecha parece haber pasado de largo para las autoridades tanto estatales como municipales, pues no se registraron actividades al respecto, pese a que el reconocido autor mexicano vivió su infancia en Torreón.
Si en el siglo pasado se le realizaban homenajes póstumos en lugares emblemáticos como el Teatro Isauro Martínez y se organizaban las Jornadas Salvador Novo de Cultura Coahuilense, donde se efectuaban conferencias, presentaciones de libros y conciertos, en la actualidad todo eso brilla por su ausencia. Cabe señalar que un teatro de la ciudad llevó durante muchos años su nombre mientras existió el Centro de Iniciación Artística Pilar Rioja (Cinart), hasta que se convirtió en el Teatro INMUS, luego de que el inmueble tuviera una profunda remodelación.
El poeta, ensayista y escritor Salvador Novo nació el 30 de julio de 1904 en Ciudad de México. Junto a su familia, se trasladó a Torreón en 1910, donde vivió hasta 1916, por lo que pudo ser testigo del desarrollo de la Revolución mexicana en esta ciudad. Según lo escrito por Fernando Martínez Sánchez, Novo tuvo dos domicilios en la ciudad: el primero se encontraba por la Alameda Zaragoza, mientras que el segundo se ubicaba en una casona marcada con el número 440 sur de la calle Ramón Corona, entre las avenidas Hidalgo y Presidente Carranza. Actualmente, en ese lugar se encuentra un establecimiento comercial y en la fachada se puede leer una placa con la leyenda: “En esta casa nació a las letras Salvador Novo. R. Ayuntamiento 1967-1969”.
La referencia “nació a las letras” es porque Novo declaró que en esa casa se encontró por primera vez con la poesía y la literatura. Como se mencionó, su lugar de nacimiento fue la capital del país.
En la crónica Return ticket, la cual el Fondo de Cultura Económica incluyó en el volumen I de sus Viajes y ensayos, Novo con 23 años de edad, recuerda su infancia luego de comer en Torreón.
“En ella (Torreón) está suspensa buena parte de mi niñez, la primera conciencia del hogar, los primeros odios y también las liberaciones iniciales; los recuerdos de Pancho Villa y sus asesinatos, la horrible zozobra de los sitios, los combates y las matanzas. Aún hoy, al pensar en aquellos días angustiosos, el golpear de la máquina en que escribo me parece un eco lejano y sordo de las balas intermitentes”.
Antes de establecerse en La Laguna, la familia Novo vivió en Jiménez, Chihuahua. En ese mismo texto relata que la primera vez que visitó Torreón se hospedó durante unos días en el Hotel Francia, mientras le arreglaban una muela cariada.
Torreón también aparece (aunque en ocasiones no sea nombrada) en algunos poemas del libro Espejo (1933).
EL GRAN HOMENAJE
En 1968, ya convertido en el Cronista de la Ciudad de México, Salvador Novo volvió a Torreón para recibir un gran homenaje en el Teatro Isauro Martínez. Aquel viernes 30 de agosto el recinto lució abarrotado para ver a quien un año antes obtuviera el Premio Nacional de Letras.
Al día siguiente, el entonces alcalde Rodolfo Guerrero develó por la mañana la placa citada anteriormente en el domicilio donde de niño habitara Novo. Por supuesto, el escritor estuvo presente y se mostró emocionado ante el reconocimiento. La crónica redactada por El Siglo de Torreón dibuja al maestro Novo conmovido hasta las lágrimas mientras se escuchaba una diana de la Banda de Música Municipal.
“La emoción que me embarga por este inolvidable acto me impide expresar con más palabras de cuatro palabras mi sincero agradecimiento a las autoridades y pueblo de Torreón por este sincero homenaje”, dijo en esa ocasión el autor, quien murió en 1974.
En mayo de 1990, un grupo de vecinos visitó El Siglo de Torreón para denunciar el abandono en que se encontraba la casa donde había vivido Novo, pues ya empezaba a reunirse basura en el pórtico y en la banqueta. El inmueble aún aparece en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos e Inmuebles del INAH, con la ficha I-0010800908.
Si bien, la casa donde vivió Novo ya no existe, aún quedan algunos lugares en Torreón donde el escritor estuvo presente: el Teatro Isauro Martínez, el Teatro Garibay (antes Teatro Mayrán), el Auditorio de la Facultad de Medicina (allí pudo apreciar en 1972 el mural realizado por Raúl Esparza), el Hotel Francia, el Hotel Nazas, entre otros.
