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El salario emocional como estrategia de identidad corporativa

ZAIDE SEÁÑEZ MARTÍNEZ

El origen del concepto salario es romano, y proviene de la palabra sal, producto con el que se pagaba a los soldados y funcionarios públicos. El salario económico es un determinante clave en el momento de elegir un trabajo, pero esto está cambiando. Las organizaciones requieren innovar en los sistemas de compensación, pues necesitan agregar otros beneficios para atraer, conservar y desarrollar capital humano. Así surge el término "salario emocional", que hace referencia a una serie de privilegios que no tienen que ver con un mayor ingreso económico, sino con beneficios, a veces subjetivos, que pueden llegar a ser tan o más importantes que el salario económico.

Hay varios motivos por los que cada día se le está dando mayor importancia al salario emocional. Uno de ellos tiene que ver con la inclusión al mercado laboral de las nuevas generaciones -Millenials, Z y Alfa- en los últimos años. Estos nuevos grupos de trabajadores buscan espacios donde les sean reconocidos y valorados sus talentos, emociones, necesidades e intereses.

Un salario emocional contribuye directamente al bienestar y la felicidad de los empleados. Otro factor se deriva de los aprendizajes que dejó la pandemia, donde se puso a prueba la fidelidad de los colaboradores a sus organizaciones, o la manera en que se evidenció la capacidad empresarial para adaptarse a los repentinos cambios que se dan en el entorno. Uno más tiene que ver con los cambios en las modalidades y tipos de trabajo que han aparecido en los años recientes.

El salario emocional se integra de diversas maneras, por ejemplo, con las oportunidades para que los colaboradores sigan creciendo intelectual, personal y profesionalmente. La flexibilidad en los horarios, situación que favorece enormemente a las mujeres o a quienes tienen que cuidar de un adulto mayor, cada vez es más valorada.

Otros ejemplos se dan cuando la empresa genera estrategias para conciliar el tiempo para el trabajo y la familia, cuando ofrece una guardería infantil para madres trabajadoras, cuando ofrece apoyos para los estudios de los hijos, cuando procura un buen ambiente laboral y tiene servicio médico en sus instalaciones, cuando se preocupe por el cuidado del medio ambiente y pone en marcha protocolos para erradicar la violencia de género, la discriminación por identidad o las preferencias sexuales; cuando brinda la posibilidad del teletrabajo e incrementa la participación de las mujeres y personas con alguna discapacidad en espacios donde se toman decisiones importantes.

Gallup hizo un estudio -State of the Global Workplace- para medir el impacto positivo del salario emocional y encontró que un mayor compromiso de los empleados lleva a un incremento en la productividad del 17% y del 21% en la rentabilidad de la empresa. Sin embargo, aún persiste un alto nivel de estrés en el 44% de los encuestados.

El salario emocional rompe modos y costumbres enraizadas en las organizaciones, por lo que se requiere hacer cambios profundos en los sistemas de compensaciones, reconocerlo como estrategia de atracción del talento humano y dejar de creer que el salario económico es lo único importante para los colaboradores. El resultado: colaboradores más [email protected]

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