El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en el Zócalo capitalino su sexto y último informe de gobierno. Foto: El Universal/ Hugo Salvador
El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador prácticamente terminó al rendir su Sexto Informe de Gobierno. Aunque la banda presidencial sea entregada un mes después, es necesario realizar un balance económico de este periodo enmarcado, en el entorno internacional, por la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la pandemia de covid-19, la guerra entre Rusia y Ucrania, y el conflicto palestino-israelí. Al interior del país destaca una renovada discusión política, problemas de inseguridad, un conflicto del Ejecutivo con el Poder Judicial y riesgos de recesión al final del presente año.
El primer gobierno de izquierda de la historia moderna mexicana quedará marcado por un raquítico crecimiento económico donde el Producto Interno Bruto (PIB) apenas aumentó, en promedio, 0.9 por ciento al año, muy por debajo del 2.14 por ciento de los tres sexenios anteriores. Sin embargo, a decir de López Obrador, este incremento fue “algo excepcional ante un entorno económico difícil en el país y el mundo”, debido principalmente a la pandemia, que generó la crisis financiera global más severa en los últimos cien años, desde la Gran Depresión en 1929.
Pero no se debe olvidar que el primer año de gobierno, el PIB fue negativo debido a la incertidumbre de los inversionistas nacionales y extranjeros generada por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la renegociación del T-MEC y la incierta relación entre los presidentes de México y Estados Unidos. También es importante destacar que los dos primeros años del sexenio contrastan en materia de crecimiento con los siguientes cuatro, en los que en promedio fue de un 3.3 por ciento anual.
De acuerdo con cifras estimadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB de México superó los 1.81 billones de dólares, lo que permitió al país pasar de ser la decimoquinta economía del mundo a la duodécima, superando a España, Australia y Corea del Sur. Este avance se debe en gran parte a que, al final de la crisis sanitaria, los bloques comerciales comenzaron un proceso de consolidación donde México pudo fortalecer su relación con Estados Unidos, volviéndose su principal socio comercial por encima de China.
Además, el constante envío de remesas por parte de los mexicanos que viven en el extranjero —en 2021 el monto fue de más de 51 mil millones de dólares y para el fin del presente año la cifra podría alcanzar hasta los 65 mil millones de dólares— permitió que la dinámica económica no se detuviera.
INFLACIÓN Y EMPLEO
En materia de inflación también se presentaron contrastes. Por un lado, la inflación anual de 2.83 por ciento al cierre de 2019 se colocó como la cifra más baja en épocas modernas; por otro, en la segunda mitad del sexenio hubo dos años consecutivos en que rebasó el siete por ciento, muy por encima del objetivo del Banco de México (Banxico), establecido en el tres por ciento —más/menos uno por ciento—.
En un principio, la elevada inflación se pudo atribuir a la recuperación económica pospandemia y al encarecimiento de los granos por la guerra entre Rusia y Ucrania, pero la persistencia del fenómeno hace evidentes las distorsiones del mercado interno mexicano en cuanto a energéticos y productos del sector agropecuario.
Otra variable macroeconómica que se debe considerar es el empleo, ya que el sexenio comenzó con 54.19 millones de trabajadores —del sector tanto formal como informal— y 1.82 millones de personas desocupadas, lo que representó un 3.6 por ciento de desempleo al cierre de 2018, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Para el primer semestre de 2024, el empleo incrementó en un 11.31 por ciento, mientras que los mexicanos desocupados se estimaron en un 2.9 por ciento.
Respecto al sector formal, en el sexenio se crearon 1.93 millones de vacantes al cierre de agosto de 2024, es decir, un promedio de 321 mil empleos anuales. Pero sin duda el logro más evidente en materia laboral se encuentra en las mejoras al salario mínimo, que pasó de los 88.36 pesos de 2018 a los 248.93 de este año, lo que da como resultado un incremento del 181.7 por ciento.
INVERSIÓN EXTRANJERA E INTERNA
Respecto a la Inversión Extranjera Directa (IED), México está entre los doce principales países receptores, al haber recibido en los últimos tres años más de 90 mil millones de dólares de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía (SE), siendo los sectores de equipo de transporte, bebidas y tabaco, metales, equipo de cómputo y servicios financieros los más beneficiados.
Un dato poco mencionado es el presupuesto ejercido por el gobierno federal. Mientras que en 2019 el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados fue de 5.8 billones de pesos, la cifra superó los nueve billones en 2024 —un incremento del 54 por ciento—, lo que explica el gasto que se realizó en proyectos de infraestructura como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas, así como los programas sociales implementados por la llamada Cuarta Transformación. El incremento acelerado del presupuesto federal fue producto de una mayor recaudación de impuestos, sobre todo entre grandes contribuyentes, así como del incremento del precio del barril de petróleo en 56.08 por ciento.
Cuando AMLO asumió el cargo en diciembre de 2018, el tipo de cambio FIX de Banxico iniciaba operaciones en los 20.35 pesos por dólar, y al 30 de agosto de 2024 el precio del dólar cerró en los 19.65 pesos. Sin embargo, los últimos meses del gobierno de López Obrador han estado marcados por la variación del tipo de cambio, pues en lo que va del año la depreciación del peso frente al dólar ha superado el 15 por ciento, haciendo que emerjan preocupaciones sobre el funcionamiento de la economía mexicana para la siguiente etapa de la 4T, encabezada por Claudia Sheinbaum.
DEUDA Y EXPECTATIVAS
Por último, la deuda respecto al PIB se proyecta en 48.8 por ciento, quedando en niveles similares al cierre de 2018, cuando se encontraba en los 49.5 puntos respecto al PIB. En general, el comportamiento de la deuda fue a la baja entre 2019 y 2023. Es decir, no se presentó un endeudamiento como estrategia económica en estos años; de hecho, esto fue motivo de duras críticas al presidente por la necesidad de recursos para sobrellevar la crisis sanitaria por covid-19. Para otros países, esta fue la principal herramienta para enfrentar el desplome de la economía.
El aumento de la deuda en México como parte de su política económica se presentó hasta 2024 —que casualmente fue año electoral— al aumentarla en un 5.9 por ciento para terminar los proyectos pendientes antes del final del sexenio; es decir, los primeros cinco años el endeudamiento se contuvo para poder usarlo el último año, sin superar el 50 por ciento del PIB.
El final de este sexenio marca además el inicio de lo que para algunos era impensable: el primer mandato de una mujer en la presidencia. Claudia Sheinbaum tendrá el desafío de poner orden en este río revuelto de acciones que en un principio se pensaban sin sentido, pero que le dieron casi 36 millones de votos en las pasadas elecciones.
Un reclamo generalizado que endosará a la nueva presidenta son los proyectos inconclusos, como es el caso de Agua Saludable para La Laguna, el Tren Maya y, desde luego, los efectos sociales de la reforma judicial aprobada fast track, la desincorporación de todos los organismos autónomos y el retroceso en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en manos de Manuel Bartlett. López Obrador consolidó aceptación con una votación histórica, sin embargo, los claroscuros son evidentes.