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En tres patadas

Diego Petersen Farah

Tres de los cuatro secretarios nombrados ayer por la presidenta electa Claudia Sheinbaum - Rosa Icela Rodríguez, Mario Delgado, y Ariadna Montiel- agradecieron en su discurso al presidente López Obrador. Solo Omar García Harfuch no lo mencionó. Los tres primeros se veían realmente contentos, no así el ex secretario de Seguridad de la Ciudad de México que se mostró más tenso.

Es cierto que Rosa Icela Rodríguez ya había trabajado con Claudia Sheinbaum, como también lo es que era ella la apuesta del presidente López Obrador para ocupar la Secretaría de Gobernación. Este ministerio tiene como encargo fundamental trabajar con los poderes. La experiencia de Rosa Icela no está en su relación con las Cámaras y la oposición, que no serán problema el próximo sexenio, sino con los gobernadores y principalmente con las Fuerzas Armadas, el gran poder emergente de la llamada Cuarta Transformación.

La permanencia de Ariadna Montiel al frente de la Secretaría de Bienestar es la muestra más clara de la continuación del obradorismo. De ella depende el ejército de los Servidores de la Nación, el brazo político y operativo más importante del obraorisnmo. La continuidad de Montiel y la muy probable designación de la hoy secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, al frente del partido Morena aseguran al presidente López Obrador el control político del Movimiento desde su rancho.

La designación de Mario Delgado en Educación parece más una cuota que el anticipo de una política educativa. Si bien Delgado tiene experiencia como secretario de Educación en la Ciudad de México su llegada ahí fue más por la necesidad de sacarlo de la secretaría de Finanzas de la Ciudad de México que comenzaba a hacer agua por el tema de la Línea 12. Ahora sí que, parafraseando a Woody el personaje de Toy Story, en aquella ocasión "no voló; cayó con estilo". Las habilidades de Delgado son más políticas que técnicas. Sobrevivió y entregó excelentes resultados al frente de Morena. Claramente los proyectos importantes de la próxima presidenta en materia educativa están en la secretaría de Ciencia. Delgado en Educación será el operador político con los sindicatos.

El nombramiento de Omar García Harfuch al frente de la secretaría de Seguridad es el que parece más natural, pero si alguien sabe que un secretario de seguridad sin el mando de la policía, en este caso de la Guardia Nacional, no tienen ninguna influencia, es él. Cuando García Harfuch decide competir por la candidatura a la Ciudad de México tenía muy claro que lo que quería hacer era política; no lo dejaron. Además de ser él único de los cuatro que no mencionó ni agradeció al presidente López Obrador, deslizó un detalle que no hay que perder de vista: cuando comentó que se fortalecerá la inteligencia dijo que el Centro Nacional de Inteligencia (el CNI, sustituto del famoso Cisen) dejará de estar bajo la esfera de Gobernación para pasar a la Secretaría de Seguridad. Claudia quiere a los aparatos de inteligencia en manos de alguien de su entera confianza.

Ayer la mano del presidente hizo sentir su mano con mucha más fuerza y la transición mostró una cara bastante menos tersa que en las semanas anteriores.

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Escrito en: Educación Básica

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