El público hizo fila desde temprana hora en el Teatro Isauro Martínez. Programa en mano, el respetable entraba a este recinto construido en 1930 y comenzaba a poblar las butacas. Lleno total. Todo se encontraba listo para recibir al tenor Rolando Villazón (Ciudad de México, 1972), quien ha regresado al país tras 14 años de no pisar un escenario mexicano. Eligió a Torreón para iniciar su gira, lo que fue su primera vez en la ciudad, un debut lagunero ante los frescos y relieves del pintor español Salvador Tarazona.
La noche indicó una Gala de Ópera protagonizada por Villazón, en compañía de la soprano Anabel de la Mora y la mezzosoprano Itzeli del Rosario, además de la Camerata de Coahuila dirigida por el maestro Ramón Shade. El llamado incluyó arias de grandes compositores como Wolfgang Amadeus Mozart, Giuseppe Verdi, Charles Gounod, Gioachino Rossini, Gaetano Donizetti, Jacques Offenbach, Gerónimo Giménez, Reveriano Soutullo, Juan Vert, Federico Moreno y Manuel Penella.
La tercera llamada se escuchó después de las 20:00 horas. Un escenario decorado con girasoles, como si fuese un cuadro de Vincent van Gogh, albergó a los músicos de la orquesta. A ese paisaje de metales, cuerdas, atriles y partituras, se unió el concertino Ismael Estevané, seguido por el maestro Shade. Entonces la música de Mozart invadió el teatro con la obertura de la ópera Las bodas de Fígaro (1786).
Acto siguiente apareció el gran invitado. Rolando Villazón fue recibido entre aplausos, los cuales resonaron durante más de un minuto. Él respondió sin emitir palabra, pero diciéndolo todo con sus gestos de agradecimiento y la aproximación de su mano derecha hacia su corazón. Ese fue el momento donde sus labios se abrieron para dejar salir el aria 'Voi che fausti', de la ópera El rey pastor (1775).
Villazón cantó esta aria por primera vez en el Conservatorio Nacional de Música. Mozart es el compositor al que más ha interpretado en su carrera. Además de avivar sus partituras, ha leído sus cartas y a sus biógrafos, visitado los lugares donde paseó e incluso escribió una novela inspirada en él: Amadeus en bicicleta, por eso el inicio de la gala se tornó completamente mozartiano.
Anabel de la Mora e Itzeli del Rosario se instalaron para cantar "Ah perdona il primo affetto', de La clemencia de Tito (1791), una de las últimas obras que Mozart alcanzó a escribir antes de su muerte. También acompañaron a Villazón en un aria de Idomeneo (1781). Luego, Verdi, Gounod y Rossini contribuyeron a cerrar la primera parte del concierto.
Antes de pasar al intermedio, Rolando Villazón tomó el micrófono y habló con la sinceridad de su espíritu: "Estoy muy feliz de estar de regreso en México, después de 14 años, y estoy muy feliz de hacerlo aquí en Torreón, que es mi debut, con gran emoción, con esta maravillosa orquesta, con este maravilloso director y con mis maravillosas colegas. Estoy encantado".
Tras un receso y fiel a su esencia clown, Villazón jugó malabares y volvió a hablar; compartió que la segunda sección de la velada arrancaría con el dueto de Adina y Nemorino de la ópera El elixir de amor (1832), de Donizetti.
"A Nemorino le acaban de dar vino y él cree que es un elixir de amor, que Adina se va a enamorar de él cuando se lo tome. Entonces se burla de ella, le dice 'mañana vas a estar enamorada de mí'. Y ella está muy impresionada, porque 'este baboso que no me pelaba, ahora está muy segurito de sí mismo, ¿qué está pasando?'. Y este es el dueto que es un poquito jocoso".
Villazón quiso interpretar a Nemorino a su manera: "He querido hacer un Nemorino lagunero". En lugar de vino, su mano sostuvo una lata de cerveza clara. Para la ocasión también vistió la camiseta del equipo de futbol Santos Laguna, fue así como cantó junto a Anabel de la Mora vestido de verde y blanco.
La noche continuó su tránsito sonoro entre arias de Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Además de zarzuelas como La boda de Luis Alonso y La tempranica, de Giménez; La del soto del Parral, de Soutullo y Vert; Luisa Fernanda, de Moreno Torroba y El gato montés, de Penella.
Sin embargo, Villazón tenía claro que el concierto debía desbordar el programa, como si se tratara de ese mar de Debussy. A Torreón no sólo le ofreció una ni dos, sino hasta seis piezas extras. Uno de los momentos memorables ocurrió en 'Libiamo ne'lieti calici', famosa aria de La traviata, la ópera de Verdi, donde el público comenzó a seguir con sus palmas el ritmo de la música.
Villazón reside en París, pues siempre quiso vivir en una página de Julio Cortázar. En Torreón hizo lo que el escritor argentino, en su libro Historia de cronopios y de famas (1962), indica en sus 'Instrucciones para cantar': se escuchó por dentro para generar con su voz todo un paisaje afuera.
Tras más de dos horas, los laguneros despidieron a Rolando Villazón con un cálido abrazo de aplausos. El tenor continuará su gira mexicana en Guadalajara, donde el 21 de septiembre se presentará en la Sala Plácido Domingo, y en Ciudad de México, urbe donde ofrecerá un recital de voz y piano el 24 de septiembre en la Sala Nezahualcóyotl.
La Gala de Ópera de Rolando Villazón en Torreón fue un evento a beneficio de la nueva Casa Cuna del DIF. Su realización fue posible gracias al apoyo del Municipio de Torreón, en el marco del 117 aniversario de la ciudad, así como de la iniciativa privada como SIMSA, Peñoles, Soriana, Lala, Jumex, Madero Equipos de Ordeño, Visa, Trasgo, Elisa Wagner, Grupo Árinder, el TIM y nuestra casa editora: El Siglo de Torreón.
Fotografías de Enrique Castruita y Ramón Sotomayor.