El clima resalta las necesidades de las familias vulnerables.
Esperar a que salga el sol o prender un fogón durante el día para mitigar el frío y durante la noche con dos o tres cobijas, es como sortean las bajas temperaturas algunas familias de la colonia Luis Donaldo Colosio, de Matamoros, quienes viven en casas de adobe, con techos de madera o lámina.
Sanjuana y su madre, Blasa, viven en un pequeño cuarto cada una, hace siete años que la señora compró el terreno y al principio construyeron jacales, pero luego ahorraron para construir un primer cuarto con adobe, y hace cuatro años que la joven, quien en ese momento trabajaba en una maquiladora, junto para “levantar” el otro cuarto, ya que recuerda que estaban amontonados, pues ella tiene tres hijos: dos varones y una niña, además de su esposo.
Son siete personas las que viven ahí, ya que Blasa tiene un hijo que ocupa un jacal, en un cuarto se queda ella y su nieto de diez años, en el otro Sanjuana, su esposo y la pequeña, ya que su hijo mayor, quien tienen catorce años, hace unos meses decidió irse a casa de su papá, por lo que pasa temporadas con ella y otras con su expareja.
La vivienda no tiene electricidad, ya que cuando trataron de hacer el contrato les dijeron que no podían conectarla, debido a que la propiedad no cuenta con un número oficial, por lo que durante todo este tiempo las vecinas le pasan la luz y pagan la mitad del consumo que es bimestral.
Madre e hija dijeron que, incluso las lluvias que se registraron hace unos meses provocaron que batallaran mucho, ya que como era de esperarse, los techos se gotearon todos, incluso los cuartos no tienen piso y el agua se les metió, fueron a la Presidencia con la esperanza de que les regalaran hule, pero no alcanzaron, por lo que su opción fue buscar algunos pedazos de plástico en el monte para colocarlos en el techo, ya que en los alrededores tiran basura o escombro.
Por la precaria situación en la que se encuentran, están obligados a “ingeniárselas” para sobrellevar su situación, en temporada de frío o calor. Durante el invierno lo que hacen es “hacerse bolita”, para calentarse ella y su nieto, dice la señora Blasa, ya que se colocan dos cobijas, en tanto que Sanjuana también dice que duermen todos amontonados en la cama y se cubren con dos cobijas “de borreguita”; cuando está su hijo mayor, también se queda con su madre, pero hay ocasiones en las que su suegra, quien vive en Ciudad Juárez, se pasa temporadas con ella.
Si sale el sol se salen un rato y, cuando no, se la pasan encerrados o buscan algo de leña para prender afuera, incluso hay ocasiones que el fogón lo usan para cocinar, cuando se quedan sin gas.
“Batallamos casi todos los que vivimos aquí, pero ya nos acostumbramos, no ganamos nada con lamentarnos, así somos felices y hay que echarle muchas ganas, porque hay gente que ni salud tiene, que le va peor” dice la señora Blasa.