María ofrece diferentes tipos de llaveros, desde el cuadrado tradicional hasta los de forma de corazón, ideales para los enamorados. (VERÓNICA RIVERA)
Hay personas que escriben su vida en papel, y otras la capturan en fotografías. Tal es el caso de María de Luz Canizales Montelongo, una mujer con más de 35 años trabajando en las ferias de la región y del país. Originaria de Torreón, Coahuila, actualmente reside en la colonia Santa Rosa, en Gómez Palacio, Durango. Desde los 15 años, María se ha dedicado a la fotografía, capturando instantáneas para luego montarlas en llaveros, recuerdos que los visitantes de las ferias pueden llevarse consigo.
"Una tía, Lina, y mi tío Jacob me empezaron a llevar a las ferias, y ahí me enseñaron a ser fotógrafa. Desde entonces me gustó, y me agarré de eso. Gracias a Dios, desde ese momento y hasta ahora, es lo que más me ha gustado", comenta María de Luz.En un pequeño puesto ubicado en la explanada de la Feria de Torreón, encontramos a María, quien continúa la tradición que sus tíos le inculcaron y que ahora ella misma está enseñando a sus hijos. En su espacio, se pueden ver múltiples artículos decorativos que facilitan su trabajo. Sobre una tela amarilla cuelgan los distintos tipos de llaveros que ofrece, en diferentes formas y colores. Entre las imágenes expuestas, se encuentran las de algunos de sus clientes, incluidos personajes reconocidos de la región, como el boxeador Cristian Mijares.
Para María, la fotografía implica mucho más que capturar una imagen; se trata de brindar un buen servicio al cliente, de asegurarse de que las personas queden satisfechas con el resultado. Su pasión por este oficio hizo que el aprendizaje le resultara fácil, desde cómo enfocar la cámara hasta cómo capturar el momento exacto. "Me emociono cuando tomo las fotos, me emociono cuando la gente se acerca a nuestro negocio. Me emociona que se vayan contentos", confiesa.
María recuerda que cuando era niña, también tuvo su propio "fotollavero", similar a los que daban en los circos. En ese entonces, la foto se colocaba en un cono de película con una ventanilla que permitía ver la imagen. Con el tiempo, los llaveros han evolucionado gracias al avance de la tecnología, desde las cámaras, que ya no son análogas, hasta las impresoras, que han modernizado y agilizado el proceso.
"Cuando yo empecé, usábamos cámaras de película, luego pasamos a unas cámaras hechizas que llamaban 'marcianas', después al formato de 110 y 135, y cada vez se fueron modernizando", recuerda.
Actualmente, la fotografía es digital, con tecnología que facilita el trabajo, y los materiales son más prácticos, lo que también permite ahorrar. María comenta que ahora la fotografía es más versátil, permitiendo hacer divisiones en diferentes tamaños: de dos, cuatro u ocho imágenes, además de placas completas. Gracias a las impresoras, el producto se entrega mucho más rápido. Sin embargo, reconoce que la tecnología, en especial los teléfonos inteligentes, ha reducido la demanda de los "fotollaveros" en un 30 %.
María ofrece diferentes tipos de llaveros, desde el cuadrado tradicional hasta los de forma de corazón, ideales para los enamorados, así como fotos postales. Los precios van desde 60 pesos por un llavero, o dos por 100, y las postales cuestan 70 pesos. Grupos de amigos, parejas, familias, todos se acercan para llevarse una foto de recuerdo. Para los más pequeños, María tiene caballitos como parte del set, y muchos prefieren que en la foto se vean de fondo las atracciones de los juegos mecánicos o las luces de la feria.
Para María, la fotografía significa "un recuerdo que queda para siempre". Con una gran sonrisa y lágrimas de emoción en los ojos, añade: "Es lo mejor, tomarse fotos, porque es el recuerdo de aquel momento".
Esta mujer de Gómez Palacio tiene un sueño: abrir su propio estudio de fotografía y que sus hijos continúen con la tradición familiar.