Hay un dicho popular que pregona “el pez por su propia boca muere”, algo que tarde o temprano termina por corroborarse cuando la prensa quiere ser sensacionalista o permisiva, dos cosas que a varios compañeros comunicadores se les da muy seguido.
Ser aplaudidores durante seis meses y luego verdugos los meses restantes, solo corrobora que muchos se hacen para el lado que la marea no esté tan alta.
Y voy a referirme a un caso puntual, sin decir el nombre de aquellos que se ostentan como “periodistas serios” y que no permiten otra versión o verdad, más que la suya.
Jared Borgetti, histórico delantero de la Liga y máximo artillero de Santos, ha demostrado una vez más que algunos medios en esta parte del país son prensa amiga de la directivas laguneras, solapadores cuando conviene y castigadores si hay posibilidad de pegarles.
Haber puesto en su lugar al panel más falso de este medio (y como diría Doctor Wagner) en su casa y con su gente, ha sido el acto de periodismo puro que un exfutbolista le ha dado a la televisión local, dejadolos como “payasos”.
Ver las caras de total desconcierto y espanto ante lo que les “tronó” de frente, sumado a la poca seriedad que le da tener una verdad viciada por querer likes y retweets, fue llevada al límite cuando Jared les dijo la realidad de su regreso a México y por qué no fue con Santos.
“Cine en estado puro” dirían los especialistas, me atrevo a decir que me levanté a aplaudir después de ver qué los clips se hicieron virales a nivel nacional, dándoles sus cinco minutos de fama fuera de nuestra pequeña y querida región.
Por cierto, que mal ha quedado la Universidad donde este “periodista” egresó, demostrando que no lo prepararon como se debe ya que no tiene el conocimiento básico para saber que es realmente un derecho de réplica y como se utiliza el término, además de no conocer los fundamentos básicos de la profesión que ostenta ejercer, como lo son la corroboración de los datos y la contrastación de los mismos.
Pedir perdón, pero decir que no revelará sus fuentes por “respeto” a la profesión, solo fue confirmó que es de los que les encanta aventar la piedra y esconder la mano en sus declaraciones.
Ojalá sirva esta experiencia para que TODOS cumplamos con nuestros deberes como profesionales, que contrastemos versiones y hagamos periodismo de verdad, no en la búsqueda de un simple “click”. En fín, me despido, sobre la hora, la clavamos al ángulo.