l humanismo mexicano -esa ideología guanga, repleta de frasecitas pegajosas de su creador- ya tiene una gurú: Mariana Mazzucato, autora del libro El Estado emprendedor. Este lunes dio una conferencia magistral en la UNAM, comentada por Luz Elena González, secretaria de Energía.
Mazzucato ha construido una visión alternativa al neoliberalismo según la cual el Estado no sólo debe resolver fallas de mercado y proveer bienes públicos, sino también ser innovador y asumir riesgos donde los privados nunca lo harían. Al contrario de las empresas privadas preocupadas por el rendimiento de corto plazo de su inversión, el Estado puede pensar en el largo plazo, como con el Programa Apolo. El sueño de llegar a la Luna detonó innumerables desarrollos tecnológicos. En su comentario, la secretaria utilizó este ejemplo como muestra de cuánto puede hacer un Estado. También señaló que ese modelo inspira a la 4T.
La obra de Mazzucato es original y potente. La autora es popular por su preocupación por resolver problemas sociales a través de lo que ella llama misiones, el tema de su libro más reciente.
Sin embargo, lo que propone requiere un ecosistema que no existe en México. El primer problema es la erosión de las capacidades burocráticas y técnicas de nuestro gobierno. La reforma al Poder Judicial va en sentido contrario a lo que Mazzucato pregona: es destruir, no mejorar, una de las capacidades burocráticas más profesionales que tiene el país.
El segundo problema es el rezago de nuestro sistema educativo, una de las mayores restricciones a la inversión de alta tecnología en México. Mazzucato lo tiene claro: los gobiernos deben invertir en la capacitación y el desarrollo de habilidades de los trabajadores. Esta visión de hacer productivos a los trabajadores va en contra de los principios educativos del gobierno anterior.
El tercero es ideológico: para Mazzucato el Estado debe actuar donde los privados nunca lo harían. Por ejemplo, encabezar una política de agua sustentable, como lo explicó en la conferencia impartida en el Tec el viernes. No se trata de hacer lo que sí pueden hacer los privados. Para el gobierno de Sheinbaum de eso se trata la política energética. Están por incorporar nuevamente a la Constitución la hegemonía de las empresas energéticas del Estado. Esto, además de violatorio del T-MEC, es absurdo: en el sexenio anterior, con cifras hasta junio, Pemex Transformación Industrial perdió 1.2 billones de pesos procesando crudo, más del 80 por ciento de la deuda de largo plazo que tiene Pemex.
Hay un problema más profundo: Mazzucato asume la existencia de un Estado que cumple con tener el control sobre el territorio nacional. Dado este mismo supuesto, la OCDE, creada para ayudar a los países miembros a encontrar las mejores prácticas en materia de casi todo, educación, salud, descentralización, finanzas públicas.., nada dice de cómo recuperar el control del territorio nacional. Se supone que los países miembros lo tienen resuelto. Dado su nivel de desarrollo, México debería haberlo logrado. Turquía, también miembro, lo ha hecho.
El domingo sucedió algo inédito en nuestro país: la decapitación de un alcalde, el de Chilpancingo, seis días después de asumir el poder. Le habían asesinado días antes a dos colaboradores, pero la gobernadora, según notas de prensa, ni la llamada le tomó. Era de oposición. Esta secuencia es una muestra dramática de la ausencia de Estado.
Sería deseable tener un Estado emprendedor y no uno que cumpliera sólo con proveer seguridad, educación y salud de calidad, incluida la sustentabilidad ambiental. Pero el nuestro no ha conseguido aún ni hacer lo básico.
El martes se presentó la estrategia de seguridad de la nueva administración. Los expertos coinciden en que tiene mucho mayor lógica que los abrazos de AMLO. Ahí se deberían asignar la mayor cantidad de recursos financieros y foco político. Habrá que buscar una gurú con los pies en la realidad mexicana.
ÁTICO
Sería deseable un Estado emprendedor, pero el nuestro no ha conseguido aún ni hacer lo básico.