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Hijos amputados: las voces de la violencia vicaria

Aquí las historias de tres mujeres laguneras que están en lucha por recuperar a sus hijos

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DANIELA CERVANTES

Este diario recolectó el testimonio de tres laguneras que actualmente son víctimas de esta otra cara de la violencia de género que, desde el año pasado, se tipificó como delito en Coahuila. 

“Me dijo que me iba a destruir" 

Junior es un niño inquieto, alegre, feliz. No le gusta las verduras, tomar siestas por la tarde, ni tampoco ir a la escuela. Lo de él es el futbol, es fan de Cristiano Ronaldo y ama los videojuegos. O bueno... así era hace justo un año…

Ya no sabemos más porque desde el 22 junio del 2023 el niño de ocho años ya no vive con su mamá. No sabemos si la extraña, ni cómo pasó Navidad, tampoco cuántos regalos recibió en su cumpleaños. No lo sabemos porque ya va ser un año que su papá decidió apartarlo.

No sabemos más de él porque después de que sus padres se divorciaron porque su madre no aguantó más el maltrato físico y psicológico de su padre, este le dijo a ella que la destruiría, y por eso suprimió al infante de su vida.

Antes no estaba en su radar, pero ahora Blanca Suárez González sabe que cuando los hijos e hijas de las mujeres que son víctimas de violencia de género son instrumentalizados como objeto para maltratar y ocasionar dolor tiene un nombre específico, ahora sabe que lo que sufre actualmente se llama violencia vicaria.

El término fue acuñado por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro en el 2012, y la define como “una violencia que un hombre realiza, utilizando como objetos y de modo preferente, a las hijas y a los hijos para dañar a la mujer”.

En su caso, luego de su divorcio y que le fuera cedida, por parte del mismo padre, la custodia de sus dos hijos, Blanca Suárez aceptó que Dafne de 19 años de edad y Junior de ocho mantuvieran una convivencia con él. Pero fue en uno de esos días que el más pequeño ya no regresó a casa, el motivo, según su exmarido, fue porque ella era violenta con el niño.

“El 22 de junio cumplo un año sin tener a Junior, sin poder abrazarlo, ni poder platicar con él”.

Aunque Blanca Suárez actuó inmediatamente por la vía legal, y primero consiguió mantener una comunicación con él a través de videollamadas, después, expresó, ya no tuvo acceso a nada.

Ella sabe que todo esto tiene que ver con lo que le pronunció su ex aquel día que se cruzaron por casualidad cuando él ya tenía a Junior en su poder. “Me dijo que me iba a destruir, que de alguna u otra manera me iba a destruir”.

Hasta el momento la mujer de 38 años no sabe mucho de su hijo, sólo que su papá lo cambió de su colegio a una escuela pública y que dos adultas mayores se hacen cargo de él porque su papá trabaja todo el día.

Aunque no tiene orden de restricción, Blanca no ha querido buscar a su pequeño hijo porque teme que su exmarido invente más mentiras sobre ella y que de alguna manera pierda toda posibilidad de recuperarlo. Actualmente se encuentra preparando, de la mano de su abogado, una denuncia por violencia vicaria, la cual desde el año pasado fue tipificada como delito en Coahuila.

El próximo 22 de junio, Blanca Suárez cumplirá un año sin ver a su hijo Junior. (Daniela Cervantes)

El próximo 22 de junio, Blanca Suárez cumplirá un año sin ver a su hijo Junior. (Daniela Cervantes)

Llevo siete años luchando para que mi niño esté conmigo”

Él no se da cuenta pero ella desde lejos lo observa. Así lo ha visto crecer, escondida, cuidando que nadie la vea. Acude a su colegio para verlo jugar, escondida, de lejos, desde hace siete años, siempre de lejos. Oculta en un perfil falso, revisa las redes sociales porque quiere ver fotos de él y ser testigo de su crecimiento. Dejó de tenerlo cerca cuando tenía cuatro años, y ahora, desde hace siete, lo observa así, de lejos, siempre de lejos.

Natalia Hernández Rebolloso es una mamá amputada de su hijo. Después de que se separó del hombre con quien lo procreó, los papás de este decidieron que no era una mujer apta para cuidarlo y con artimañas se lo arrebataron.

“Después de que me divorcio del papá de mi hijo, cuando el niño tenía dos años, surgieron varias denuncias de parte de él y de los abuelos hacia mí… que por omisión de cuidado, que porque lo dejaba solo en la casa, que por maltratos. Me llegaron a denunciar tres veces en el PRONNIF ( Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia), las cuales no procedieron porque no había indicios de maltratos hacia mi menor hijo”.

La vez que lograron quitarle al niño fue cuando por trabajo tuvo que dejarlo en la casa de la abuela paterna, en ese momento su hijo presentaba una infección en la piel llamada sarna, misma que Natalia ya le estaba tratando, incluso, antes de irse, dejó todo lo que el médico le había prescrito.

“Se suponía que la abuela me iba a regresar al niño el 6 de febrero del 2018, y hasta la fecha no me lo ha regresado. Ya tengo siete años peleando en los juzgados de lo familiar”.

Natalia narró que al principio tuvo tres sesiones de convivencia con su hijo, después, sus abuelos paternos decidieron ya no llevar al niño. La última vez que lo tuvo cerca fue hace tres años.

El año pasado, compartió, se llevó a cabo una audiencia en la que el juez advirtió a los abuelos que si no le permitían verlo a través de esas convivencias, entonces el menor regresaría con su madre. “Pero es fecha que no permiten que me acerque al niño”.

Ya antes había existido una amenaza: “en una ocasión él (su ex pareja) me dijo que me podía quitar al niño porque él sí tenía estudios y yo no, y que además él tenía el apoyo de su familia, y yo no”.

Apenas el año pasado Natalia conoció el concepto de violencia vicaria, y de inmediato lo conectó a lo que estaba experimentando. Así descubrió que se trata de otra cara de la violencia de género que muchas mujeres padecen sin saber cómo pronunciarla.

Por ejemplo un caso que se volvió viral en la región y al que ella le dio seguimiento puntual fue el de Anahí Amador, una madre lagunera que exigió por 14 días, a través de marchas y videos que le devolvieran a su hija. Después se supo que su padre la había sustraído luego de convivir con ella en una plaza comercial de Torreón, violando el acuerdo de palabra que tenía con su ex pareja.

Aunque el caso tuvo opiniones divididas, Natalia se solidarizó con Amador, y más que eso se inspiró a recuperar a su hijo bajo la perspectiva de violencia vicaria, una que ya puede ser penada en Coahuila.

La mujer de 31 años dijo que después de lo de Anahí, también apoyó a una conocida que atraviesa por la misma situación . “Y aquí sigo y voy a seguir apoyando a más mujeres porque tenemos que alzar la voz”.

Aunque Natalia sabe que actualmente su hijo la rechaza, no pierde la esperanza de recuperarlo. De ella le han dicho tantas mentiras, que de verdad él piensa que lo abandonó para formar otra familia, sin embargo, su madre no ha dejado de luchar para recuperarlo.

“Ellos piensan que yo nunca lo he buscado, pero aquí están las pruebas (señala su expediente de más de 100 hojas) de que cada año me estoy moviendo y me seguiré moviendo, ya sea para que yo recupere a mi niño por medio de convivencias o mi niño crezca y decida regresar a mí”.

Actualmente aunque su papá vive en Zacatecas (con otra familia) y él en Torreón con sus abuelos, Natalia puede ser obligada a darle una pensión a su hijo, una que está dispuesta a pagar, pero también, dijo, peleará legalmente para lograr que se retomen las convivencias con él.

Al solicitarle que le contara a la grabadora lo que le diría a su hijo si de pronto este pudiera escucharla, Natalia pronunció: “que lo amo, que sigo luchando por él, que jamás lo abandoné… que el día que quiera verme, que quiera escucharme y pedir explicaciones y respuestas, que aquí las va a tener, que ya se las tengo listas, que estoy preparada. En el momento que él quiera verme aquí voy a estar”.

Natalia Hernández Rebolloso es una mamá amputada de su hijo, lleva más de 7 años peleando en juzgados. (Daniela Cervantes)
Natalia Hernández Rebolloso es una mamá amputada de su hijo, lleva más de 7 años peleando en juzgados. (Daniela Cervantes)

¿Te acuerdas qué un día te dije que te iba a quitar a la niña?”

A pesar de ser psicóloga, nunca había escuchado el concepto de violencia vicaria, hasta que ella se volvió una víctima…

Desde el 18 de mayo del presente año no ha podido ver a su hija de 11 años de edad. Aunque Marlene Martínez se ha tenido que, prácticamente, hacer cargo de todo lo que conlleva la crianza de la menor, porque su padre decidió limitarle la pensión y en temporadas se desapareció de su vida, ahora es ella, la madre, la que fue señalada de ejercer violencia familiar y fue alejada de la niña.

“Torcieron todo y metieron esa denuncia en el juzgado de lo familiar”.

De él, relata, se separó hace 10 años, y desde entonces el tema de la pensión se volvió un martirio. Que perdió su trabajo, que no tenía dinero, que solo podía darle 400 pesos a la semana, eran las excusas que Marlene escuchaba mientras ella trabajaba y conseguía otras entradas de dinero para solventar todos los gastos de la casa y de su hija.

Además, relata, hubo un momento en que, aunque el hombre sí tenía trabajo, ella no pudo comprobarle sus ingresos. “Porque si podía, pero no quería y prefería comprarle cosas a la niña y sobreestimularla que ayudar a cumplir sus necesidades básicas”.

Antes no quiso hacerlo para no alterar la relación de su hija con su padre, pero recientemente tomó la decisión de meterle una denuncia penal. Y él, como respuesta, preparó todo para acusarla de violenta, demandarla y cumplir la amenaza que le hizo tiempo atrás y que le reafirmó en reciente fecha.

“Me dijo ‘te acuerdas que un día te dije que te iba a quitar a la niña, que un día ella iba decidir que estaría mejor conmigo’. Desde ahí él fue muy claro. Esa era su intención”.

Y ¿Cómo lo logró?, Marlene comparte que primero manipuló a la niña con regalos, experiencias y promesas. Así la fue alejando poco a poco de ella. Le compró un iphone y le dijo que también le compraría un auto, incluso, aunque la niña solo tiene 11 años comenzó a enseñarla a manejar, porque sabía que era uno de los anhelos de la menor.

También llegó a decirle que su mamá se gastaba el dinero que él le daba para ella y que la violentaba psicológicamente.

Después, según Marlene Martínez, el hombre preparó el escenario. Luego de lograr que la niña se quedara con él durante una semana, hacía el fin, cuando su madre la recogió, el padre manipuló a la menor para que no quisiera volver con ella.

Lo que siguió fue que en la casa de él en la presencia de un hombre y una mujer que no conocía, Marlene comenzó, desesperada, a presionar a la niña para que se fueran. En ese momento percibió que la mujer comenzó a grabarla, y después se enteró que el hombre extraño era el abogado de su exmarido.

Aunque Marlene, ante la presencia de elementos de la policía que arribaron al domicilio, mencionó que ella tenía la custodia de la niña, en ese momento no traía el documento que así lo comprobaba, y ya acorralada no pudo hacer nada. Desde ese día perdió contacto con su hija.

Hoy sabe que es otra víctima de la llamada violencia vicaria que “muchas mujeres viven, pero no saben cómo nombrarla”.

Marlene está consciente que su lucha apenas empieza, y próxima a interponer una denuncia, comparte a todo aquel que lea este reportaje: “es importante que todos sepamos qué es (la violencia vicaria), para poder identificarla y actuar en tiempo. Creo que si me hubiera dado cuenta de lo estaba pasando, hubiera actuado antes y no cuando las cosas se pusieran más graves”.

Marlene Martínez está consciente que su lucha apenas empieza. (Cortesía)
Marlene Martínez está consciente que su lucha apenas empieza. (Cortesía)

Los menores sustraídos también son víctimas de esta violencia”

Los tres testimonios de arriba son víctimas de la misma violencia que según un estudio del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, ha aumentado en los últimos años, tomando en cuenta el comportamiento de la violencia familiar, que entre 2021 y 2022, registró un incremento de 14.09 por ciento en el número de víctimas. En el 2023, se contaron 22 mil 904 menores víctimas de violencia familiar.

Otros datos, según el Informe Contextual sobre Violencia Vicaria: Análisis de la legislación estatal desde el enfoque civil y penal versus leyes locales en materia de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 42.8 % de las mujeres de 15 años y más experimentó, al menos, una situación de violencia.

Asimismo, durante 2023 en Coahuila se registraron 3 mil 795 denuncias de delitos por violencia familiar ante la Fiscalía de Justicia, mientras que en Torreón se denunciaron 2 mil 180, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Blanca, Natalia y Marlene son mujeres amputadas de sus hijos en lucha por recuperarlos. Las tres son parte de la colectiva Justicieras por nuestras infancias, que desde hace dos años, ante situaciones de violencia de género, vela por el bienestar de ellas pero también por el de los menores de edad.

Porque en el caso de la violencia vicaria no sólo la madre sufre la separación, también los menores sustraídos se vuelven víctimas de esta violencia que, según Ariande Lamont, defensora de derechos humanos y militante de la colectiva antes mencionada, se ubica justo antes del feminicidio.

“Es muy importante decir que la violencia vicaria es la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, (porque) de repente van a existir hombres que digan, ‘yo soy víctima de violencia vicaria’, pero no, ellos tendrán que organizarse, así como las mujeres se organizaron para conseguir que se tipificara ese tipo de violencia y tendrán que encontrar cómo le van a llamar a esa violencia que ellos dicen que viven. Porque la violencia vicaria es la violencia que viven las mujeres, sus hijos e hijas a manos de los hombres”.

Recientemente, informó, al colectivo han llegado cuatro casos de violencia vicaria. En ese sentido Ariande Lamont explicó que son casos en los que los padres pelean a sus hijos para básicamente dos cosas: “uno para castigar a la mujer y que no vuelva a ser feliz porque no tiene a sus hijos, y dos, para solicitar pensión alimenticia”.

Para la defensora de derechos humanos es claro que los hombres no le quitan los hijos a la mujer porque de verdad tengan deseos de ejercer una paternidad responsable, porque incluso, expresó, en la mayoría de los casos los niños y niñas terminan criados por las abuelas o las tías.

“Si te pones a ver, más bien se trata de un negocio redondo para los hombres, porque retienen al niño, mortifican a la mujer, no la dejan ser feliz y acceden a dinero por medio de la pensión alimenticia”.

Por otro lado, Lamont informó que su labor desde Justicieras por nuestras infancias es: “yo las acompaño a hablar con el juez, al ministerio público y a todas las cosas que tengan que hacer con respecto a su proceso legal”.

La defensora de derechos humanos ha congregado en el colectivo a mujeres que son víctimas de este tipo de violencia porque “en realidad nadie puede entenderlas mejor que otras mujeres que pasan por lo mismo”.

Por todo lo antes descrito, Ariande Lamont, cabe mencionar, se sumó a la lucha y fue una de las mujeres que impulsaron que la violencia vicaria encontrara un lugar dentro del código penal de Coahuila.

Ariande Lamont fue una de las mujeres que impulsaron que la violencia vicaria encontrara un lugar dentro del código penal de Coahuila. (Fernando Compeán)
Ariande Lamont fue una de las mujeres que impulsaron que la violencia vicaria encontrara un lugar dentro del código penal de Coahuila. (Fernando Compeán)

La violencia vicaria está a la alza en La Laguna”

La licenciada Sofía Díaz, cofundadora de Abogadas Laguneras explicó que, desde octubre del año pasado, se hicieron reformas al Código Penal y a la Ley de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia del Estado de Coahuila (publicada en el Periódico Oficial el martes 8 de marzo de 2016) respecto al tema de la violencia vicaria pero, manifestó, “de una manera muy escueta”.

“Aquí en Coahuila se comenzó a aplicar la ley desde octubre o noviembre del año pasado, sin embargo aún hay ciertas lagunas en la legislación. Está pendiente de que terminen de aterrizar la tipificación de este delito”.

La violencia vicaria se establece en el código penal de Coahuila en el artículo 252 específicamente en la fracción VII en donde se explica que se comete este delito cuando alguien, por medio de cualquier acto u omisión, utilice a las hijas, hijos, familiares, personas adultas con discapacidad o en situación de dependencia incluso mascotas para causarle cualquier daño a la víctima (generalmente pareja o familiares) generando una afectación psicoemocional o física.

La persona que incurra a lo anterior, según el Código Penal de Coahuila, será sancionada con 6 meses a 6 años de prisión, y además se deberá someter a un tratamiento psicológico especializado, que en ningún caso excederá del tiempo de la pena de prisión impuesta, independientemente de las penas que correspondan por cualquier otro delito que resulte.

Otro punto que destaca la abogada es que a pesar de que la violencia vicaria ya es un delito en Coahuila, “muchas autoridades no están familiarizadas con el concepto y siguen revictimizando a las víctimas”.

Se trata de una violencia, que, según Sofía Díaz, está a la alza. Desde su profesión observa que cada vez es más común que lo hombres utilicen a sus hijos como medio de tortura.

Actualmente, informó, sólo ocho estados de México no reconocen la violencia vicaria dentro de su legislación y son: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Querétaro, Tabasco, Veracruz y Durango.

Pero en Coahuila, igual que Ariande Lamont, la abogada percibe que se trata de una legislación hecha con prisa, pues ambas entrevistadas identifican vacíos que lejos de beneficiar a las víctimas, las desamparan.

Aunque en Coahuila existen esfuerzos legislativos para erradicar la violencia vicaria, aún, y a pesar de que ya fue tipificada como delito en el Código Penal, según las voces recabadas para este escrito, las víctimas enfrentan desafíos significativos para acceder a la justicia, pero sobre todo, siguen en lucha por recuperar a sus hijos.

La abogada Sofía Díaz percibe una alza de violencia vicaria en La Laguna. (Cortesía)
La abogada Sofía Díaz percibe una alza de violencia vicaria en La Laguna. (Cortesía)

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