Carlos Castañón Cuadros presentará hoy su libro en las instalaciones del IMCE (EL SIGLO DE TORREÓN / RAMÓN SOTOMAYOR)
El discurso tradicional de la historia cuenta con una periferia ignorada, incluso olvidada. Hay personajes que deambulan alrededor de un discurso histórico establecido y guardan en sí mismos un cúmulo de testimonios interesantes, capaces de nutrir nuevas perspectivas. Bajo esta premisa, el historiador Carlos Castañón Cuadros decidió emprender una investigación seria sobre la prostitución en Torreón.
“La historia de la prostitución en Torreón es una historia negada. La propuesta que hago con este libro es invertir la dirección del centro y la periferia (histórica). Es decir, trajimos la periferia al centro para contar una historia de unas voces que han sido calladas por las buenas costumbres, porque es un tema que se vivía en la ciudad de manera cotidiana, pero no se hablaba de él abiertamente”.
El libro, titulado Roja es la luz, se presentará este jueves 1 de febrero, a las 19:00 horas, en las instalaciones del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE).
Castañón comenzó a escribir sobre este tema durante la pandemia por covid-19. Entonces era director del Archivo Municipal y encontró referencias de la prostitución en varios documentos, así como en textos escritos por autores como Manuel José Othón, Francisco L. Urquizo, José Vasconcelos y Salvador Novo.
El historiador y politólogo está convencido de que se puede contar la historia de la ciudad a través de la evolución de este oficio. Influenciado por la narrativa de escritores como Cristina Rivera Garza y Julián Herbert, Castañón emplea diversos géneros periodísticos.
En primera instancia, presenta un planteamiento historiográfico formal, donde habla de la presencia de la prostitución desde que Torreón era una villa. Más adelante, hace uso de la crónica, de la entrevista y de formas narrativas más aproximadas a la literatura.
“En la primera parte del libro vas a encontrar un homenaje a la Villa del Torreón. La prostitución se volvió tan importante en la villa que el gobierno del Estado decide emitir un reglamento en el año 1898 y a partir de entonces, la ciudad va a quedar marcada no sólo por la industria y la empresa, sino por el placer, la diversión y el sexo. Esa es la otra cara de la moneda de una ciudad industrial como Torreón”.
El texto de Castañón también es una especie de banda sonora histórica, pues el autor presenta una serie de corridos, polkas y otras canciones populares que en sus letras nombran el fenómeno social de la prostitución. La vena festiva del lagunero, indica el historiador, se puede apreciar en letras como La Filomena: “La Laguna tiene dinero, La Laguna tiene algodón y por eso los laguneros siempre traen un gran vacilón”.
Roja es la luz habla también sobre las distintas zonas de tolerancia que existieron en la ciudad y muestra la historia de mujeres que se dedicaron a este oficio. Además, se ilustra con algunas fotografías que muestran personajes y edificios históricos que en su momento fungieron como burdeles o casas de citas.
“Hacía falta estudiar este tema, hacía falta completar esa parte de la historia un tanto periférica, apartada, negada. Nos propusimos en este libro hacer una historia de lo prohibido, de lo clandestino. Era necesario, había un hueco ahí”.