TERCER TIEMPO: EL RETIRO LABORAL
El retiro laboral es un hito significativo en la vida de cualquier persona; para mí representa una época de transformación en muchos sentidos. Cuando tenemos la fortuna de disfrutar enormemente una actividad laboral, tomar la decisión de cerrar ese círculo se torna por demás complicado. Es un proceso en el que convergen la nostalgia, la duda, el miedo y la incertidumbre; pero también la esperanza, la ilusión y el deseo por seguir activos. Son muchos los factores que influyen en la decisión: la seguridad económica, la edad, el tipo de trabajo que dejamos atrás, los compañeros, el estado de salud, la situación familiar, entre otros. Una clave podría ser que la persona que se retira establezca un compromiso consigo misma, hacer un plan que le evite sentirse desplazada, ignorada, inútil o aburrida.
Es innegable que la planificación financiera es fundamental, sobre todo en quienes han estado acostumbrados a ser independientes. Pero el retiro no lleva implícito el dejar de buscar oportunidades para percibir otros ingresos. Es el momento para desarrollar alguna actividad dejada en el tintero porque no redituaba lo necesario para garantizar un nivel de vida adecuado. No imaginamos cuánto podemos disfrutar de hacerlo. Es posible ser muy creativos para desarrollar nuevas competencias y generar nuevos intereses.
El retiro abre la posibilidad de crecer en otras dimensiones humanas. Si hemos descuidado la espiritualidad, es la oportunidad para hacer retiros, participar en talleres o pláticas, meditar, hacer yoga o ser parte de grupos de lectura que promuevan la reflexión profunda. Si dejamos a un lado el cuidado de nuestra salud, el retiro ayudará a ejercitarnos, sin pretender ser deportistas de alto rendimiento, simplemente disfrutar de una caminata al aire libre o en el campo, o ir al gimnasio. Es el momento para recuperar el tiempo con la pareja, viajar, visitar a los hijos, ir al cine, inscribirse a clases de baile o practicar nuevas recetas. Reconstruir el canal con viejas amistades, ponerse al día sobre logros y retos de los últimos años, acompañarnos mutuamente en nuevas preocupaciones o alegrías que la vida adulta nos brinda. Es una época para seguir creciendo, cultivarnos. Retomar un libro, aprender nuevas cosas, conocer personas diferentes; sobre todo, es un momento en el que no debe faltar la reflexión por el camino recorrido, por lo aprendido, por los errores cometidos.
Esta nueva etapa es la oportunidad para consolidar una red social, pues nos encaminamos a vivir el último tercio de nuestra vida; contar con personas valiosas podrá marcar la diferencia en el bienestar. Es el momento para agradecer la bendición de haber tenido un trabajo que nos ayudó a construirnos como personas, a apoyar, servir y acompañar otras que se cruzaron en nuestros caminos y quienes mucho nos enseñaron. Nuevos retos habremos de afrontar, para lo que se requiere una actitud positiva y proactiva ante la vida. Será necesario cuidar nuestra salud mental, ejercitar la memoria y el cuerpo.
La jubilación es una nueva aventura, es el arcoíris después de algunos días de tormenta. Es un pasaporte a la libertad, un tercer tiempo que llega después de aprender y aplicar; es el tiempo de disfrutar.
Zaide Seáñez Martínez