Informalidad laboral. (ARCHIVO)
El Inegi reportó que para el tercer mes de este año la población ocupada en la informalidad laboral fue de 32.5 millones de personas. Durante febrero dicha población fue de 32.4 millones, mientras que en enero se reportaron 31.9 millones de personas sin un empleo formal.
Mientras la tasa de la informalidad disminuyó respecto a febrero de este año. La tasa de informalidad laboral en marzo fue 54.3 %, en febrero fue de 54.5 % y en el primer mes del año se reportó en 54.1 por ciento.
Comparada anualmente, la informalidad laboral de marzo de 2024 fue similar a marzo del año pasado, misma que reportó 32.5 millones de personas, aunque con una tasa del 55 por ciento.
La informalidad de este año es superior a la de 2022, cuando la población ocupada en dicho sector fue de 31.6 millones de personas con una tasa de 55.8 por ciento.
La informalidad año con año mantiene su comportamiento histórico de captar más de la mitad de la población ocupada en el país. Si bien observamos que en números porcentuales se perciben mejoras, en números totales la actividad informal tiene más personas o no retrocede significativamente, dijo Alberto Alesi, director general de ManpowerGroup.
De acuerdo al seguimiento de ManpowerGroup a los datos del Inegi, la desocupación en lo que va del año presentó avances favorables. Al inicio de 2024 la población desocupada fue de 1.7 millones de personas, para febrero bajó a 1.5 millones de personas, y en marzo llegó a 1.4 millones de personas, cifra similar a marzo de 2023.
Por su parte los trabajadores remunerados durante estos tres primeros meses también se reflejaron un avance positivo, comenzando con 40 millones 444 mil en enero, que subió a 41 millones 112 mil en febrero, y escaló un poco en marzo cuando alcanzó 41 millones 605 mil.
México necesita crear entre un millón y un millón 100 mil empleos formales nuevos anuales para absorber a la población en edad de trabajar y evitar que opten por laborar desde la informalidad.
La gente al no poder conseguir un empleo formal terminan en las filas de la informalidad ante la necesidad de obtener ingresos económicos, pero se privan del seguro social y prestaciones laborales.