(FERNANDO COMPEÁN / EL SIGLO DE TORREÓN)
"La Migración de Torreón nos quiere llevar y no sabemos a dónde, traemos niños y mujeres embarazadas", gritaba una mujer del numeroso grupo de migrantes que fue interceptado por personal del Instituto Nacional de Migración (INM) que por segundo día consecutivo recorrió las cercanías de Ferromex en compañía de la Guardia Nacional y otras corporaciones.
"¿Hasta cuándo nos harán la vida imposible?", dijo la mujer que evitaba ser asegurada por el personal del INM, tras ser detectados sobre la calzada Lázaro Cárdenas en la colonia Jardines de California.
Se trata del segundo día en el que el Instituto Nacional de Migración organizó un operativo para la detección de migrantes con un gran despliegue de elementos de diversas corporaciones de seguridad, sobre todo federales.
De acuerdo con Concepción Martínez, coordinadora del Centro de Día para Migrantes Jesús Torres, y según testimonios de personas que fueron detenidas en los operativos, estos solo se realizan para "amedrentarlos" ya que no los llevan a ningún lugar o bien, no levantan ningún reporte para realizar los trámites de regreso a su país.
"Están separando familias", dijo Martínez, pues aseguró que no están respetando ni a los niños que viajan con los migrantes, cuya presencia se ha incrementado en los últimos meses con la esperanza de llegar a los Estados Unidos.
"Están abusando de su poder", dijo, de acuerdo a los testimonios obtenidos por decenas de migrantes que han llegado hasta el Centro, luego de que fueran retenidos por el personal de Migración y posteriormente liberados.
De acuerdo con los testimonios, el personal del INM y de seguridad, los esperan, los persiguen para después subirlos a sus unidades, "algunos los han llegado a empujar, no sé si a golpear como tal, no están respetando ni a niños ni a mujeres".
Desde finales del año pasado, las instalaciones de Ferromex se encuentran "blindadas" por corporaciones de los diferentes niveles de Gobierno, acompañando al INM. El hecho es tratar de impedir que los migrantes acampen en el interior en la espera de poder tomar un tren que los lleve a la frontera con los Estados Unidos.
Ahora, las familias acampan en las banquetas de las colonias cercanas, con las pocas pertenencias que llevan en su largo viaje, enfrentando así las inclemencias del tiempo.
