Conocimiento. Una guía del Museo Joaquín Sorolla explica la técnica de las pinturas de una sala a niños visitantes.
Un niño pequeño juega a la orilla del mar con un barquito de madera, lo acompañan la luz del sol y las olas. Al ver esta pintura, Joaquín Sorolla nos transmite la tranquilidad de la escena. Pero la pintura tiene un significado más profundo. El niño está esperando en la orilla a su padre, él le dijo que podía jugar en la orilla mientras se internaba en el mar a pescar. El pequeño esperará varias horas hasta que el pescador regrese.
Otra de mis pinturas favoritas nos retrata a dos mujeres paseando por la playa, visten elegantes vestidos blancos hasta el tobillo, sombreros blancos que brillan aún más por el reflejo del agua en la arena. Se trata de su esposa Clotilde y su hija María.
Estamos a finales del siglo XIX, en una época donde las clases adineradas empiezan a viajar a la playa, gracias a la facilidad de transportarse en tren o en coche. Lo nunca antes visto en Españ: pasar unos días sobre la arena y frente al oleaje del mar.
Joaquín Sorolla, pintor valenciano, radicado en Madrid, es el gran maestro de la luz y el color. Nació en Valencia, en 1863 y falleció en 1923. Nadie como él ha logrado la perfección en el lienzo cuando admiramos sus obras.
Otra pintura que te atrapa es el desnudo femenino en el cuarto de baño: una joven, después de tomar una ducha. En la intimidad y soledad de la escena contemplamos la suavidad del cuerpo desnudo, tibio, rozagante, que contrasta con la frialdad y dureza del mármol.
HISPANIC SOCIETY OF AMERICA
Sorolla recibió el encargo, quizás el más importante de su carrera. La Sociedad Hispánica de Nueva York le comisiona pintar grandes lienzos donde se retratasen las costumbres, los paisajes y los vestidos típicos de los pobladores de las distintas regiones de España.
Es así que Joaquín recorre durante 1912 el suelo español para admirar la riqueza y la variedad de trajes, vestidos y paisajes de las regiones de España.
Realizó el encargo de 1913 a 1919. Eran 14 pinturas de tres metros y medio por 70 centímetros, las cuales están en Nueva York, en la sede de la Hispanic Society. Gracias a la fama obtenida en Nueva York, Sorolla gozó en vida el reconocimiento a su inigualable talento
Esta importante misión lo tuvo trabajando incansablemente y mermó su salud, ya que en 1920 sufrió una hemiplejía que le impidió seguir pintando. Su hijo, Joaquín, fue a Nueva York a cobrar los honorarios de su padre a la Hispanic Society.
SU MUERTE
Debido a la hemiplejía sufrida en 1920, ya no pudo pintar más y eso debió calar profundamente en su ánimo, porque lamentablemente murió tres años después.
Es menester mencionar que su talento reúne dos mil 200 obras.
En su etapa madura, se dedicó a retratar a grandes personajes de su época como el poeta Antonio Machado, la reina Victoria Eugenia de Battenberg y su esposo, el rey de España Alfonso XIII, el novelista Benito Pérez Galdós, al doctor Santiago Ramón y Cajal, entre otros.
LA CASA
Después de vivir en distintas casas y estudios en Madrid. Joaquín compra un solar en el Paseo General Martínez Campos y ahí edifica su hogar. Años más tarde, adquiere otros terrenos para hacer el jardín. Al caminar por el patio se respira tranquilidad, hay arbustos delineando unos caminos que acompañan a un espejo de agua, las baldosas son de vivos colores y el alegre sol madrileño baña con su esplendor los cristales de la casa. Ahí, en su interior, está la sala y la entrada principal. Al fondo, donde se encontraba la cocina y el área de servicio, hay una saltarina fuente y un patio andaluz, los azulejos llegaron de Andalucía y los colores de cada azulejo siguen tan vivos e intactos, que se antoja que Joaquín y su familia siguen habitando la casa.
Joaquín fue un amante de las antigüedades y de los muebles, que podemos admirar en la casa museo. Hay una hermosa carta donde Sorolla le dice algo así a Clotilde: "Perdona a tu esposo que es un manirroto, he comprado otro mueble para la casa".
EL MUSEO
El Museo Casa Joaquín Sorolla se encuentra en Madrid, en el Paseo del General Martínez Campos. En vida, Clotilde, la esposa del pintor, decidió que su casa se convirtiera en museo.
En mi visita allí, observé turistas de España, pero también había argentinos, japoneses. Había un grupo de niños de cuatro y cinco años de edad con sus padres acompañados por una guía, quien pacientemente explicaba las obras de cada sala, los niños escuchaban atentos sentados en el piso de madera, pero en un lenguaje e ideas adecuados a la edad de los pequeños. Por ejemplo: "Miren el caballo, ahora miren el mar, la luz, ¿qué colores brillan?; ¿Os gusta pasear por la playa o tomar una siesta en la hierba como estas niñas de la pintura?".
Después de la muerte del pintor, Clotilde, su viuda, sigue viviendo en la casa familiar, pero al morir ella, los hijos cumplen la voluntad de Clotilde de legar su casa, sus muebles, su amplia colección de platos cerámica y su colección particular de pinturas al Estado español. Fue así que su hijo Joaquín fue el primer director del museo desde su fundación en 1932 hasta 1948, año en que lamentablemente fallece Joaquín hijo.
SU ESPOSA
El gran apoyo en su vida, fue su mujer, Clotilde, ya que ella le organizaba las finanzas. Fue su compañera toda la vida y madre de sus tres hijos: Joaquín, Elena y María.
En la última sala, podemos contemplar un lienzo de ella de tamaño completo. El vestido gris, largo a la usanza de la época, elegante, nos transmite su carácter tranquilo y a la vez su inteligencia innegable.
Con este texto deseo enaltecer la memoria y la obra de Joaquín Sorolla, quien con sus lienzos logró atrapar la luz e iluminar el ánimo de quienes contemplamos su obra.
