Impulsó medidas progresistas que se toparon con el poder de la iglesia católica de Irlanda. (AP)
El ex primer ministro de Irlanda John Bruton ha fallecido a los 76 años de edad después de una larga enfermedad, según informó este martes la familia del político conservador.
"Fue un buen marido, un buen padre y un verdadero patriota", destacó en un comunicado la familia sobre el que fuera jefe del Gobierno de Dublín entre 1994 y 1997 y líder del democristiano partido Fine Gael durante casi once años.
El ex primer ministro ('taoiseach' en gaélico) también ocupó varias carteras ministeriales durante una larga carrera política, que cerró en 2009 tras servir durante cinco años como embajador de la Unión Europea (UE) en Estados Unidos.
A Bruton también se le reconoce un papel clave en el proceso político que desembocó en 1998 en la firma del histórico acuerdo de paz del Viernes Santo, el texto que puso fin al conflicto en Irlanda del Norte.
Asimismo, impulsó medidas progresistas que se toparon con el poder de la iglesia católica de Irlanda, como la legalización del divorcio en un referéndum celebrado en 1995.
El actual primer ministro, Leo Varadkar, se declaró hoy "devastado" por la muerte del político que, dijo, más le influyó para dedicarse a la actividad pública, después de licenciarse en Medicina por la universidad Trinity College.
"Siempre me animó y me apoyó a nivel personal, desde mis días en las juventudes del Fine Gael hasta mi cargo de 'taoiseach'. John cumplía y era un filósofo, muy respetado entre sus colegas en Europa y en el Partido Popular Europeo, del que fue vicepresidente", señaló Varadkar.
El ex primer ministro Bertie Ahern, quien le sucedió en el puesto en 1997, aseguró hoy que Bruton fue un político "decente" y "genuino", cuya implicación en el conflicto norirlandés respondió a su "auténtico interés" por el bien de la sociedad de toda la isla de Irlanda.
Su colega conservador John Major, primer ministro británico entre 1990 y 1997, aseguró hoy que Bruton fue un 'taoiseach' "valiente y talentoso" que contribuyó "enormemente" a los primeros pasos del proceso de paz norirlandés.
"En circunstancias difíciles, siempre situó la paz por encima de los intereses políticos propios para avanzar hacia un camino de fin de la violencia", recordó Major.