La Diócesis de Torreón celebra su tradicional peregrinación anual
Como cada primer martes de diciembre, la Diócesis de Torreón realizó su tradicional peregrinación hacia la Catedral de la Virgen de Guadalupe, un evento que congrega a fieles de toda La Laguna.
Pasadas las 11 de la mañana el recorrido arrancó desde la Alameda por la calle Juárez. Dos combis y una camioneta decorada con la imagen de la Virgen Morena lideraron el caminar de los peregrinos que también fueron acompañados por una peculiar botarga, que según compartió un seminarista a este diario se llama Semillín, misma que detenía su paso para saludar a los infantes que fueron acercados por sus padres a ser parte de este tradicional evento católico.
Asimismo, en el trayecto participaron diversos grupos de la diócesis, tal como la Pastoral Vocacional de Torreón, el Seminario de Santa María Reina y el Instituto Diaconal, acompañados de seminaristas, quienes entonaron cánticos y rezos a lo largo de esa principal arteria.
Los vecinos, atraídos por la música y el fervor religioso, salieron a grabar el evento con sus celulares e incluso, algunos se unieron a la peregrinación.
Al llegar a la Catedral, las campanas resonaron con fuerza, anunciando la entrada de los peregrinos, una imponente manta de grandes dimensiones de la Virgen de Guadalupe impresa los recibió a la entrada del edificio religioso.
El Obispo de Torreón, Luis Martín Barraza, recibió personalmente a los participantes, saludando uno a uno a los feligreses que ingresaron al templo para continuar con el protocolo religioso. Previamente, el Obispo habló con este diario sobre la relevancia de esta tradición, señalando que la peregrinación “es una oportunidad para fortalecer la fe y fomentar un espíritu fraterno y religioso entre las familias y comunidades”.
El obispo también hizo énfasis en la preparación espiritual de cara al Año de la Redención en 2025, invitando a los laguneros católicos a vivir con gratitud y profundidad su fe en Jesucristo.
Con alrededor de 150 participantes, entre sacerdotes, seminaristas y fieles, esta peregrinación se suma a las muchas otras que marcan el inicio de las festividades guadalupanas en la región, reafirmando la devoción de la comunidad católica hacia la Virgen de Guadalupe y su importancia como símbolo de unidad y esperanza.