La necesidad urgente de desplegar una diplomacia profesional, capaz y efectiva fue el hilo conductor de los debates del recién celebrado Foro Diplomático de Antalya en Turquía. Las reflexiones, discusiones y propuestas giraron en torno a cómo encontrar salidas pacíficas y sustentables a un cúmulo de problemas en el mundo; justo cuando se registra un cambio de época y la humanidad atraviesa un periodo particularmente turbulento, en medio de grandes desafíos globales marcados por guerras, tensiones geopolíticas, armamentismo, emergencia climática, actos terroristas, desastres naturales, pandemias, migraciones irregulares, diferencias socio económicas abismales, crecientes xenofobia e islamofobia, desinformación y la disrupción avasalladora de la inteligencia artificial.
Un proceso de erosión ha venido ocurriendo con la consecuente pérdida de confianza en un orden internacional basado en reglas, acentuándose una tendencia que socava las condiciones y trastoca los contornos de la política internacional, que mina la predictibilidad y honorabilidad en las que operaban los estados, al cuestionarse y vulnerarse el derecho internacional que primaba en sus relaciones. Numerosos actores, agentes y factores están provocando cambios estructurales profundos en el entorno político, económico, social y de seguridad, modificando a gran velocidad los escenarios internacionales y en una escala global sin precedentes.
En su última columna periodística el embajador Miguel Ruiz Cabañas destacaba los esfuerzos de la diplomacia vaticana destinados a contribuir a la Cumbre del Futuro, la cual tendrá lugar en septiembre en Nueva York, para que haya avances sustantivos, se mejore la gobernanza internacional al enfrentar los retos globales actuales, y los que ya se vislumbran en el futuro, a través de un multilateralismo más eficaz. En particular, para formular respuestas concretas a cinco grandes temas centrales: 1.Cómo reforzar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su financiación; 2.Cómo fortalecer la paz y la seguridad internacionales; 3.Cómo asegurar que la ciencia, la tecnología, la innovación y la cooperación digital se utilicen para el beneficio de toda la humanidad; 4.Cómo incluir a la juventud y a las generaciones futuras en la toma de decisiones; 5. Cómo impulsar las transformaciones que resultan necesarias para mejorar la gobernanza global, en un esfuerzo diplomático destinado a alcanzar "un proyecto común para un solo mundo", planteado por el papa Francisco.
La organización Diplomáticos Sin Frontera (www.diplomatswb.org) ha insistido, también, en que estos tiempos de guerras y amenazas planetarias es cuando más se necesita de la diplomacia. Para asegurar que siga desempeñando con mayor eficacia el rol fundamental de prevención y resolución de conflictos, construcción y mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, mediante el diálogo y las negociaciones, fomento de la cooperación, las relaciones de amistad, el entendimiento y la mediación, en la búsqueda de soluciones de fondo a la emergencia climática, para asegurar el desarrollo sostenible y la justicia, en una agenda que no deje a nadie atrás. Una diplomacia innovadora que mantenga lo mucho que ha funcionado bien y que experimente nuevas formas de responder a los desafíos comunes en una comunidad global fragmentada que experimenta cambios profundos en la dinámica de los desequilibrios del poder, donde los ejes este-oeste y norte-sur han dado paso a otras coordenadas geopolíticas y geoeconómicas.
Hoy, en las relaciones internacionales, los intereses nacionales enfrentan desafíos universales, estando entrecruzados. Hasta hace algunas décadas, las funciones diplomáticas estaban centradas primordialmente en la promoción de los intereses nacionales, como la agenda del desarrollo en la erradicación de la pobreza. Sin embargo, cambiaron las premisas fundamentales, al intensificarse y ampliarse la promoción y defensa de los derechos humanos; cuando las misiones y responsabilidades diplomáticas debieron hacerle frente a los nuevos temas globales que exigían atención y respuesta, para participar en el comercio internacional, la defensa del medio ambiente, la energía, el agua, la conservación de los recursos naturales, la promoción de la salud, los avances de la ciencia y la tecnología, en colaboración con las organizaciones nacionales e internacionales de la sociedad civil y alentando el papel central del sector privado en el crecimiento económico.
Avanzó una diplomacia multidimensional en donde creció el número, el peso y la actuación de los actores estatales, intergubernamentales y no estatales. Que, con el aumento exponencial de la complejidad y la escala de sus interacciones, y como resultado de la revolución de las telecomunicaciones y el internet, requirió trabajar de múltiples otras maneras a partir de la generalización de la carretera de la información y las comunicaciones directas e instantáneas, debiendo participar más allá de los intercambios bilaterales y el trabajo sistemático en los organismos multilaterales. Teniendo a su disposición un amplio rango de conductos, instrumentos y mecanismos, los diplomáticos debieron evolucionar y transformarse rápidamente para ser, además de representantes y negociadores, comunicadores, conectores, agentes de cambio y facilitadores, capaces de incidir en los ámbitos políticos, de seguridad, financieros, comerciales, ambientales, científicos y culturales, y de cooperación para el desarrollo.
Frente a estos desafíos cambiantes se requiere con urgencia y determinación impulsar una nueva visión y concepción de la diplomacia, entender a cabalidad su ejercicio indispensable y aprovechar el conjunto de nuevos recursos, capacidades y herramientas, para que la diplomacia del siglo XXI contribuya más a mejorar la vida de las personas y permita recuperar la dirección y el sentido de la humanidad. Las instituciones internacionales, al igual que las formas civilizadas de resolver las diferencias y conflictos, necesitan ser reinventadas. El mundo reclama una diplomacia innovadora, digital, con nuevas inversiones diversificadas en capital humano para enfrentar y resolver múltiples crisis simultáneas.
@JAlvarezFuentes