La guerrilla del M-19, ¿vínculo de la solidaridad entre Sheinbaum y Petro?
Este miércoles, la presidenta Claudia Sheinbaum extendió su solidaridad con su homólogo de Colombia, Gustavo Petro, quien enfrenta investigaciones al financiamiento de su campaña.
Petro hace días visitó México como parte de la toma de posesión de la presidenta mexicana y en ese momento hizo una declaración sobre el pasado de Sheinbaum por la que han chocado varias versiones.
“Mañana se reemplaza al gobierno por la gobernante que quiso el pueblo, Claudia es… fue miembro del M-19, es decir que para quienes no quieren dos tazas, ahora el M-19 ha dado dos presidentes en América Latina”.
Aunque hay versiones encontradas, por un lado el vicecanciller de Colombia, Jorge Rojas declaró a la revista Proceso a finales de septiembre que la ahora presidenta colaboró en la década de los 80s con la guerrilla e incluso ayudó a instalarse a varios militantes que buscaron refugio en México.
Por otra parte, Everth Bustamante, uno de los fundadores del M-19 y posterior encargado de las Relaciones Internacionales desmintió en días recientes al medio Voz de América la versión de Petro “puedo afirmar tajantemente que la afirmación del presidente Petro en México no corresponde a la verdad, es una mentira...la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum no fue militante ni tuvo alguna cercanía con el M-19”.
¿Qué fue la guerrilla del M-19?
Como documentó la Comisión de la Verdad de Colombia, el M-19 saltó al ojo público un 17 de enero de 1974 luego de que un grupo armado sustrajera la espada que perteneció al independendista Simón Bolívar.
El comando ingresó a la Quinta de Bolívar en los pies del Cerro de Monserrate en Bogotá para cometer la acción.
El M-1 9 fue una guerrilla cuya filosofía era “nacionalista, poco ortodoxa, urbana y fundamentalmente militar”, esta se desmovilizó en 1990 y se convirtió en partido político.
La mayoría de los cuadros fueron formados en las filas de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) y militaron en las FARC.
Uno de los firmantes del Acuerdo de Paz de 2016, Pablo Catatumbo, manifestó a la Comisión de la Verdad que el encargado del grupo urbano de las FARC, Jaime Bateman, fue quien decidió iniciar al grupo guerrillero, al que siguió Carlos Pizarro, un desertor de un campamento de las FARC quien logró huir y evitar ser sometido a un consejo de guerra.
Buscando llegar a los sectores urbanos, a los excomunistas del M-19 se sumaron una corriente de exanapistas desencantados con el fraude electoral en 1970.
El grupo fue reconocido por también plantear el campo de disputa con el gobierno de Colombia en el terreno simbólico.
Su impacto ante la opinión pública fue de una mezcla de simpatía y miedo. Ya que por una parte el robo de la espada generó “curiosidad”, mientras el asesinato de José Raquel Mercado, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia fue tachado de ir muy lejos.
Con la muerte de Mercado, otros grupos adoptaron el ejemplo como cuando el ELN asesinó al presidente del sindicato de Acerías Paz del Río en Sogamoso, Boyacá, Rafael Bayona.
La Comisión cierra la mención del M-19, planteado que los autoritarismos de las guerrillas fue usado como argumento para “alimentar” los argumentos de la extrema derecha armada.