Una de las más tristes y dolorosas fiestas decembrinas que les tocó vivir a los ciudadanos que residían en nuestra gran ciudad en el año de 1916, fue la batalla que se conoce como “La última toma de Torreón”, esto debido a la muerte de los soldados, tanto federales como revolucionarios , así como ciudadanos torreonenses que les tocó tanto como combatientes, como testigos de los combates que desafortunadamente tuvieron lugar en esta ciudad lagunera, la que sufrió los combates que se dieron con tal motivo.
El día 21 de diciembre del mencionado año de 1916, gran número de habitantes de nuestra gran ciudad, entre ellos de nacionalidad china, árabes, norteamericanos, y de otras nacionalidades, así como varias familias de mexicanos, por lo que respecta a las oficinas públicas, éstas fueron abandonadas por los empleados ante el temor del ataque de las fuerzas del general Francisco Villa, de las oficinas públicas existentes en nuestra gran ciudad, solamente quedó funcionando la que correspondía al telégrafo, la cual continuó enviando información a la Ciudad de México y otras partes del país y del extranjero.
Por lo que respecta a los comercios existentes en el área urbana de nuestra gran ciudad, de igual manera gran parte de ellos cerró definitivamente sus puertas, sobre todo los que eran propiedad de extranjeros, pero los que pertenecían a mexicanos, éstos pusieron anuncios en sus aparadores, en donde daban a conocer que tal negocio pertenecía a mexicanos, imprimiendo en el aviso el nombre de los propietarios, puntualizando el hecho de que todo el comercio existente cerró sus puertas ante la inminente llegada de los villistas .
Según algunos historiadores, los cadáveres que se encontraron en las calles de la ciudad, las cuales se levantaron en carretas, fueron aproximadamente cien, los cuales fueron llevados al panteón para sepultarlos; entre los cadáveres encontraron treinta que correspondían a hombres de nacionalidad china, así como algunos árabes.
De igual manera, por parte de los revolucionarios, se circuló una orden mediante la cual se comunicaba a los comerciantes que debían de abrir sus negocios el día 24 y 25 de diciembre , y que la mercancía escondida en sus casas deberían de avisarlo en el término de 10 horas, porque las casas serían cateadas y al que le encontraran mercancía escondida, sería pasado por los armas.
Los comercios que fueron saqueados, entre otros “El libro mayor”, “La Otomana”, “El Puerto de Manzanillo, “El Modelo”, entre otros, se puede afirmar que la gran mayoría sufrió saqueos y destrucción, al igual que todas las imprentas existentes en la ciudad y el periódico local El Radical, los cuales fueron destruidos e incendiados la gran mayoría, principalmente el periódico. Como es de advertirse, los ciudadanos torreonenses pasaron una triste navidad en 1916.
