Gracias a la amable invitación del estimado amigo, ingeniero Francisco Padilla, director del Salón de la Fama del beisbol mexicano, con sede en la ciudad de Monterrey, tuve la oportunidad de asistir a la entronización 2024 de los nuevos integrantes del recinto de los inmortales de la pelota de nuestro país.
Fue una ceremonia emotiva, saturada de añoranzas, solemne y de gran significado. Los Salones de la Fama, que los hay en varios países, los cuales han tomado como modelo el de Grandes Ligas, tienen por objeto establecer una especie de santuario para rendir homenaje permanente a quienes han sobresalido en el beisbol profesional como peloteros, ampayers, cronistas y directivos.
El Salón mexicano surgió en 1939 a propuesta del periodista deportivo y cronista Alejandro Aguilar Reyes, “Fray Nano”, año en el que por votación promovida por el diario La Afición, que él dirigía, eligió a sus primeros cinco miembros.
En el siguiente cuarto de siglo nadie volvió a hablar del tema. Hasta que en 1964 fueron designados otros seis integrantes.
Y aún sin sede, en 1971 se nombraron otros once inmortales. Hasta que en 1973, finalmente fue inaugurado el Salón de la Fama mexicano, construido en los amplios jardines de la Cervecería Cuauhtémoc, en Monterrey, donde se llevó a cabo la formal entronización de los 22 inmortales, que hasta entonces ya habían sido electos.
En el mencionado lugar, el Salón de la Fama quedó alojado hasta el año 2013, de donde tuvo que salir con motivo de que la citada fábrica cervecera fue vendida a una firma europea, la que expresó su decisión de que el Salón ya no continuara ahí.
El beisbol salió ganando, porque el nuevo Salón, inaugurado el 20 de febrero de 2019, tiene una espléndida sede en el interior del Parque Fundidora, a la orilla del Paseo Santa Lucía, en la misma ciudad de Monterrey, gracias al muy generoso apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú, que financió casi en su totalidad el costo de su construcción. Bien dice el dicho que no hay gran bien que de algún mal no provenga.
Hasta antes de la entronización de la Clase 2024 (como se identifica a quienes son incorporados al Salón de la Fama de acuerdo a su año de ingreso), eran 207 sus integrantes. Con los siete nuevos entronizados, suman ahora 214.
Forman la Clase 2024 cuatro jugadores del beisbol mexicano: Juan Manuel Palafox, Ramón Orantes, Cecilio Ruíz y Miguel Flores. Yovanni Gallardo, como pelotero mexicano (nacido en Michoacán) de Grandes Ligas; Ricardo Sandate, nombrado por el comité elector de veteranos, y el ampáyer Luis Alberto Ramírez.
Buena parte de la carrera del lanzador Juan Manuel Palafox fue con Unión Laguna, donde aún es recordado por numerosos aficionados de la región.
Palafox participó en 26 temporadas de la Liga Mexicana de Beisbol, donde ocupa como pitcher el tercer lugar de todos los tiempos, al acumular de por vida 217 victorias por 169 derrotas, para un magnífico .664. Ramón Orantes también jugó para UL. Diez laguneros forman parte del Salón de la Fama, nueve nacidos en la Comarca y otro lagunero de corazón, como su familia: Jorge Orta, entronizado en 1996.
Los nativos de La Laguna, con su respectivo año de ingreso al Salón son: Guillermo “Memo” Garibay (1977), Jesús “Chanquilón” Díaz (1979), Leonardo “Leo” Rodríguez (1980), Moisés “Moi” Camacho (1986), Manuel Moro Chávez (1987, de Gómez Palacio), Horacio Piña (1988), José “Zacatillo” Guerrero (1989), Juan Navarrete (1988) y Carlos Soto (2007, de San Pedro).