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La sonoridad del Festival de Música de Morelia

La trigésima sexta edición de este evento se realizará del 15 al 24 de noviembre en la capital de Michoacán

Participación. Sobre el programa, se destacó la presencia de la música antigua y de concierto, pero también de la música contemporánea, además del jazz y otras expresiones populares.

Participación. Sobre el programa, se destacó la presencia de la música antigua y de concierto, pero también de la música contemporánea, además del jazz y otras expresiones populares.

SAÚL RODRÍGUEZ

Llueve en Morelia. Ha llovido toda la semana. La cantera rosa de sus edificios se ha oscurecido como el cielo ante la noche. Se puede observar a las luces, reflejándose sobre el pavimento mojado de la avenida Madero. La imponente catedral decorada con los colores patrios. Los tradicionales cafés del Jardín de las Rosas. Esta es la tierra del célebre compositor mexicano Miguel Bernal Jiménez.

Nacido en 1910 y considerado el creador de música sacra más importante de México, Bernal Jiménez murió en 1956 a muy temprana edad. Apenas contaba con 46 años cuando un infarto lo sorprendió en la ciudad de León, Guanajuato. Durante la última etapa de su vida se dedicó a crear el proyecto de un evento capaz de llenar de sonido a la capital michoacana. El resultado de ese ímpetu desembocó más tarde en la creación del Festival Internacional de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez, cuya trigésima sexta edición, dedicada a las mujeres compositoras, se efectuará del 15 al 24 de noviembre próximo.

Este año, la cita otoñal contempla la participación de artistas provenientes de 13 países de América (Argentina, Canadá, Colombia, Cuba, Estados Unidos y México) y Europa (Alemania, Austria, Bélgica, Lituania, Países Bajos, Polonia y Rusia).

Entre los invitados resaltan nombres como La Déferlance, Art-Trio, Glass Duo, Bamberg Baroque, Rojas Valuntonis, Roeland Hendrikx y Luis Esteban Cruzaley, Alex Mercado y Raúl Vizzi, la Orquesta y Coro Miguel Bernal Jiménez, Weinberg Nonet, Ensamble A Tempo, NY Polyphony, Auner Quartet, la Orquesta Filarmónica de la UNAM, Betty Garcés, William Harvey y Dmitri Dudin, entre otros.

A los conciertos se suman otras actividades como la presentación de los tapetes florales de Patamban, el homenaje a las mujeres compositoras, así como una muestra gastronómica de los países participantes y otros talleres.

HISTORIA

En entrevista exclusiva para El Siglo de Torreón, Verónica Bernal, nieta de Miguel Bernal Jiménez y directora del festival, comparte el legado musical de su familia.

"Mi abuelo dejó un legado de más de 250 obras. Él crea el Conservatorio de las Rosas, los niños cantores de Morelia, en fin. Pero lamentablemente muere a muy temprana edad y deja en un manuscrito diciendo que deseaba un festival de primer mundo para Morelia. Él siempre decía que habría que convertir a Morelia en la Salzburgo de América".

Fueron sus hijos, Miguel y Eugenia Bernal Macouzet quienes echaron a andar la idea. Primero apostaron por posicionar al Conservatorio de las Rosas. Para ello invitaron a empresarios a invertir en la cultura, pero al preguntarse los alcances de sus aportaciones, se planteó la creación del festival.

La primera edición del Festival de Música de Morelia se llevó a cabo en 1989, bajo tres ejes principales: presentar lo mejor de la música de concierto, ofrecer proyectos de formación académica, así como sociales con niños y jóvenes.

El festival no frenó su crecimiento y se creó una asociación civil independiente para gestionarlo.

"El festival cumple 36 años de traer lo mejor de la música de concierto. Estamos catalogados como el mejor festival de música de concierto del país y estamos dentro de los cinco mejores de América Latina. Es lo que la crítica especializada dice de nosotros".

Sobre el programa, Verónica Bernal, destacó la presencia de la música antigua, pero también de la música contemporánea, además del jazz y otras expresiones populares.

"Nosotros somos mucho de trabajar con la gente de Morelia, y la gente de Michoacán disfruta mucho este festival. Pero también siempre lo llevamos a otros estados. Espero que se hable

bien de Michoacán, que se hable bien de lo que podemos hacer".

Bernal asegura que Morelia es la mejor productora per cápita de México en materia de Cultura, debido a la cantidad de festivales que tiene la ciudad.

Sobre la nueva gestión cultural a nivel federal que emprenderá Claudia Curiel de Icaza, Bernal espera que realmente se descentralice la cultura, pues lo que sucede en la Ciudad de México no es precisamente un reflejo de lo que ocurre en el resto del país.

UNA CIUDAD MUSICAL

Desde tiempos remotos, Morelia se ha caracterizado por ser un centro musical. Durante la Conquista, los misioneros españoles emplearon las armonías de los indígenas purépechas dentro de sus labores de evangelización. Con el paso del tiempo, a la tradicional ejecución nativa se anexaron instrumentos occidentales como la trompeta, la flauta y el órgano.

En un estudio realizado en 2010, el musicólogo Javier Marín López recopiló dos inventarios musicales de la Antigua Valladolid, uno estaba fechado en 1632 y el otro en 1796. En ellos se consigna la influencia que tuvo la Iglesia en la acústica de los michoacanos durante la Colonia. También se percibe el aumento considerable en la producción de obras de músicos locales en una centuria y media.

En 1743 hubo otro acontecimiento importante: fue fundado el Colegio de Niñas de Santa Rosa de Santa María, una de las primeras instituciones educativas de la región en incluir la enseñanza musical y el antepasado más remoto de lo que hoy es el Conservatorio de las Rosas, considerado el más antiguo de América.

Tras el conflicto del liberalismo y el clericalismo en el siglo XIX, la cotidianidad sonora en esa población ya llamada Morelia se apegó a la influencia porfirista y adoptó un carácter festivo. Según Alejandro Mercado Villalobos, estudioso de la Universidad de Guanajuato, entre 1876 y 1911, en México se hacía fiesta casi con cualquier pretexto.

La capital michoacana experimentó ese fenómeno de festividades espontáneas con presencia de melodías populares. Sin embargo, no se había desarrollado algún tipo de encuentro en cuyo marco apareciera una música 'nacional', más bien se estimulaba la exposición a sonidos europeos.

Iniciada en el siglo XX, la tendencia traída de ultramar mantuvo su estatus dominante en la escena musical urbana. No obstante, el cambio social e ideológico derivado de la Revolución Mexicana trajo consigo una mirada nacionalista que desplazó la postura extranjerizante del Porfiriato en las artes e intentó, de nueva cuenta, restringir el papel de la Iglesia en los núcleos políticos.

Las prácticas anticlericales afectaron las perspectivas de los músicos de arte sacro que estaban siendo educados en las instituciones litúrgicas del país. Uno de los centros dedicados a la enseñanza de la sonoridad católica era la Catedral de Morelia, cuyo ícono más representativo se perfiló con el rostro de Miguel Bernal Jiménez.

Es así como, en el hogar mexicano de Euterpe, la musa griega de la música, los caminos de Michoacán tienen forma de partitura.

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Escrito en: Música Festival de Música de Morelia

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