Como es bien sabido, las tomas que se dieron en nuestra gran ciudad de Torreón fueron cuatro, la primera de ellas en el año de 1911 por tropas revolucionarias al mando de Emilio Madero, de triste recuerdo por la matanza de 303 orientales, la de 1913 al mando del general Francisco Villa, siendo la primera toma que comandó el gran revolucionario, la tercera fue en 1914, la que resultara de gran triunfo de las fuerzas revolucionarias al mando de Villa, y en la cual éste ordenó la construcción de la Plazuela Juárez, y el gran monumento a don Benito Juárez García y la cuarta toma, de la cual hoy hablaremos.
En el mes de diciembre de 1916, concretamente los días veinte y veintidós, las tropas villistas tomaron en primer término Gómez Palacio y Lerdo del estado de Durango, para posteriormente atacar Torreón por el cerro de Las Calabazas y La Polvorera, así como por El Pajonal, llegando hasta La Alameda, haciéndose de tal plaza hasta el día 23 del mencionado mes de diciembre de 1916, siendo dirigidos los revolucionarios por el propio Francisco Villa, José Inés Salazar y Lorenzo Ávalos y por parte de los federales, éstos eran comandados por el general Talamantes y Jesús Herrera, quien fue muerto en tal combate.
Destaca de este combate la quema que se hizo del periódico El Radical, que dirigía don Eduardo Guerra, esto en respuesta a las notas que el mismo publicaba en contra de Villa, así como los préstamos forzosos que se les impuso a los comerciantes y ciudadanos extranjeros, logrando, se dice, aproximadamente un millón de pesos, pero donde sí obtuvo un cuantioso botín fue en los carros de la pagaduría, en donde había gran cantidad de dinero, barras de oro y 750 de plata, así como cuatrocientos mil pesos en plata, y como sacos repletos de dinero destinado a pagar a las tropas federales. En esta ocasión el general Talamantes se suicidó por la derrota sufrida.
El 31 de diciembre de 1916, el general Villa se reunió con el cónsul alemán Othon Wizand, esta reunión se llevó a efecto en la casa comercial ferretería La Suiza, a quien felicitó por la actitud correcta que los alemanes habían demostrado en todos los años de la Revolución, más adelante el 31 de diciembre en un banquete al que fue invitado el general Villa, el cónsul alemán le propuso que procediera a invadir Tampico, Tamaulipas, para quemar los pozos petroleros con los que se surtía Estados Unidos de Norteamérica, y a cambio de ello, Alemania lo dotaría de armas y parque para sus futuras batallas, así como de una buena cantidad de dinero en oro, a lo que Villa se negó.
La conducta del general Francisco Villa ha sido elogiada y reconocida por todos, como un hombre que no quiso comprometer a su patria en un conflicto que no le competía. Lo anterior nos demuestra la gran postura de Villa para no comprometer a su patria en un conflicto bélico que no era de su competencia.