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Las murallas

J. Salvador García Cuéllar

La palabra muro proviene del sustantivo latino Murus que significa pared, o simplemente muro. No vemos dificultades para entender la procedencia de esta palabra. Por otra parte, el sustantivo muralla significa muro defensivo, es decir, se refiere a las barreras que los antiguos construían para defender las ciudades de los depredadores militares, quienes se apoderaban de las urbes solamente porque tenían el armamento y la tecnología para hacerlo.

Las murallas han existido desde que existen las ciudades. La primera que se conoce en nuestra civilización es Jericó, según se ha visto por las excavaciones en ese lugar. Tiempo después de la fundación de esta urbe, Josué, el hermano de Moisés, tomó la ciudad de manera no muy ortodoxa según las leyes de la guerra, pues derribó la tapia protectora con toques de trompetas y gritos de la gente. La muralla de Jericó debió ser muy débil, pues sucumbió ante las ondas sonoras provocadas por los instrumentos musicales de los soldados y los alaridos de la multitud.

También conocemos la gran muralla china, maravilla de la humanidad no solamente antigua, sino que ha durado hasta nuestros días como un monumento admirable.

Esta edificación es tan larga que no se ha definido su medida con exactitud. Para levantarla, se requirió mucho tiempo y recursos de todo tipo: humanos, económicos, sociales, etc. desde el siglo V antes de Cristo, hasta el XVI de nuestra era.

Como todas las murallas, tenía el propósito de evitar la entrada de los enemigos militares, Por eso la hicieron tan larga y fuerte, de modo que ni los más temibles generales aceptaban el reto de derribarla para tomar una ciudad o algún emplazamiento militar.

Publio Elio Adriano, emperador de Roma entre los dos primeros siglos de nuestra era, también mandó edificar una muralla, pero ésta se levantó en el norte de Inglaterra, con el propósito de impedir el paso de los bárbaros que incursionaban en el territorio ocupado por los romanos. A esta construcción la conocemos como La Muralla de Adriano, que abarcaba todo lo ancho de la isla de Inglaterra en la parte norte, por lo que también podemos considerarla como una maravilla de construcción militar, como las otras dos, en Jericó y en China.

Estas tres murallas tan famosas tenían como finalidad impedir la entrada de los enemigos, quienes al verlas se desistían de incursionar por las dificultades que entrañaba el derribarla.

En el siglo veinte conocimos una muralla que tenía el propósito contrario, pues en vez de impedir el paso hacia adentro, no permitía salir a la gente. Se trata de la muralla de Berlín, edificada por el gobierno socialista de la República Democrática Alemana, el cual prohibía a la gente salir de su territorio cuando estaba en proceso de quedarse sin ciudadanos por el rechazo que le tenían al régimen comunista. Como se ve, esta muralla tenía el propósito contrario a las anteriores, de ahí su fama. Hace unos días cumplió treinta y cinco años de haber sido derribada.

Otra muralla del siglo veinte es la de la Paz en Belfast, la cual se edificó para impedir que los grupos antagónicos católicos y protestantes se agredan mutuamente. Ésta separa a los colaboracionistas con los ingleses o descendientes de ellos (que se identifican como protestantes), contra los independentistas o rebeldes irlandeses, que han estado ahí desde antes de la conquista de Irlanda por Inglaterra (que se identifican como católicos). No es una muralla continua, más bien se trata de muros separados que fueron levantados principalmente en algunos barrios de Belfast, aunque también hay algunos pocos tramos en el medio rural irlandés.

También tenemos la muralla de Trump, semejante a las tres primeras aquí abordadas, pues trata de impedir el paso no a los militares, sino a los indocumentados que buscan el sueño americano, o por lo menos que pretenden conseguir un trabajo mejor pagado para sostener a su familia, aunque sea a distancia. Ahora los migrantes empiezan a temblar porque el triunfo de Donald Trump está renovando y aumentando la amenaza de la deportación masiva.

Todas estas murallas son semejantes, pues tratan de impedir el paso de una población que quiere traspasarlas, y los gobiernos las edifican para, según ellos mismos, proteger a la población que vive dentro de sus límites.

Los humanos tenemos la migración en nuestro ADN, si existimos desde hace por lo menos doscientos mil años, nos hemos desplazado por el mundo sin más impedimentos que los naturales, como ríos y montañas, pero con la llegada de la agricultura, los hombres se sedentarizaron y algunos se sintieron propietarios de la tierra que habitaban, por eso inventaron las murallas.

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