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Las palabras tienen la palabra

Nace un nuevo escritor

JUAN RECAREDO.-

Estar involucrado en el mundo del lenguaje me ha traído grandes satisfacciones con el paso de los años. Entre otras cosas, me ha permitido conocer a mucha gente que tiene la misma afición a las palabras que yo, intercambiar ideas con gente muy "cuerda" -o sea, que sabe mucho- sobre la comunicación y el lenguaje, personalidades amantes de la cultura que me han dado regalado conocimiento que definitivamente, de otra manera, no hubiera podido obtener.

Este rollo de escribir -como lo hago gustoso en este espacio, mi querido lector- me recompensa con aprender más cada día, así como conocer tanto a autores reconocidos, como a aquellos escritores que apenas van naciendo.

No crea usted que me refiero a un bebé que apenas está saliendo del vientre de su madre y ya trae su pluma o su computadora para escribir… aunque si usted conoce a alguno así, me encantaría conocerlo. Me refiero a escritores nuevos, a aquellos que se lanzan valientemente a la incierta aventura de escribir formalmente cualquier cosa: un artículo, un cuento, un ensayo, o ya de plano un libro.

Muchos de nosotros tenemos el sueño de ser escritores más que cualquier otra cosa, pero para hacerlo, como con todo, pues hay que volverlo una realidad…y ahí ya no cualquiera se atreve. Entonces, cuando veo que alguien efectivamente lo hace, siento un orgullo que difícilmente podría explicar con palabras -aunque me dedique a esto- cuando por fin logran tener publicado su libro, ese sueño que tuvieron en algún momento y que ahora han podido concretar, aunque pareciera imposible al principio.

Me pasó con mi buen amigo Juan Pablo, que un buen día me habló y me dijo: "oye, tengo un libro que escribí y quiero que lo veas a ver qué te parece…". Con mucho gusto acepté verlo, aunque también con algo de miedo porque si estaba muy malo, ¿qué le iba a decir?

Entonces me enseñó su libro, una novela que era entonces apenas un texto sin publicar, y quedé agradablemente sorprendido -¡fiu!- por la historia tan bien armada que había hecho. "Se llama Entre sangre y poemas -me dijo- y quisiera que me ayudes a revisarlo".

¡Yo encantado! No nada más porque es un amigo al que estimo mucho, sino porque la historia de su novela es fascinante, armada coherentemente con un genuino sentido para crear una trama relevante que te atrapa y permanece en tu mente, algo que no se ve mucho en un escritor naciente… bueno, escritor novel, porque Juan Pablo ya tiene sus añitos de haber nacido… ya está grandecito.

Le voy a recomendar que lea Entre sangre y poemas, la novela de Juan Pablo Flores-Zaher, y no se lo digo porque él sea mi amigo, sino porque deseo que usted también sea parte, querido lector, de la primera obra de un autor mexicano que promete, y promete mucho.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Pedro Barbosa: Si digo "Ve a por el pan", ¿verdad que está incorrecto?

LE RESPONDO: Pues depende. Si estás en México y otros países de América en donde se habla español, es incorrecto y debes decir: "ve por el pan". Pero si estás en España, la frase "ve a por el pan" es considerada como correcta.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Hay que agradecerle a Cortázar que haya escrito la frase: "Hay ausencias que representan un verdadero triunfo", en lugar de poner: "¡Estoy feliz de que te fueras a la fregada!".

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