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Las palabras tienen la palabra

La virtud del lenguaje

JUAN RECAREDO.-

Ya nomás nos falta enderezar la ensalada —decía la señora— y para eso podemos usar aquella mesa de fórnica blanca y luego siguió platicando de su hija que era pianista y que había tocado una vez en el observatorio, y del señor al que le emputaron una pierna y luego le tuvieron que poner una próstata para que pudiera caminar… Claro, todo eso después de haberle hecho una redundancia magnética, para ver cómo estaba…

En realidad lo que la señora quería era aderezar y no enderezar la ensalada que no estaba jorobada y la mesa de fórnica blanca, sólo por una letra estuvo a punto de violar el séptimo mandamiento de la ley de Dios que dice no fornicarás, y menos si vas a hacer tus cochinadas en una mesa de fórmica blanca, porque la fórmica es una marca registrada para cierto tipo de cubierta plástica y que no tiene que andar cometiendo actos de fornicación que atenten contra las buenas costumbres.

La hija de aquella simpática dama tal vez había tocado en el observatorio, entre lunas, estrellas y eclipses, pero es más probable que haya tocado en el conservatorio que es donde se aprende música… y bueno, parece que la muchacha sí tocó, pero no le abrieron. Cabe aclarar también que al mentado señor no le emputaron una pierna, porque sería una forma coloquial de decir que se la hicieron enojar al máximo y que la pierna estaba emputada cuando en realidad estaba amputada. 

En todo caso el que estaba enojado era el señor que se quedó sin su pierna, pero precisamente para que no entrara en ese estado de empu… digo, de enojo, en lugar de la pierna le pusieron una prótesis y no una próstata, porque pues una próstata no tiene las características necesarias para restituirle a una persona la capacidad de caminar.

Lo que acaba de leer, querido lector, es un fragmento de una de las pláticas que mi papá daba en muchos de los eventos a los que se le invitaba; tenía una genial habilidad para combinar las palabras para transformarlas en una pieza humorística que era fascinante escuchar. Su objetivo siempre fue, además de ofrecer un rato agradable con humor del más fino a sus oyentes, el de destacar el gran privilegio que tenemos los seres humanos al poder comunicarnos con las palabras.

Porque “los cuervos graznan, el perro ladra y los pollitos dicen pío pío, cuando tienen hambre, cuando tienen frío… pero nosotros podemos conversar, y conversar es convertir, transformar en palabras nuestros sentimientos y envolverlos para regalo y dárselos a la persona amada”. Tenemos la virtud de poder compartir nuestros sentimientos a través de la palabra, así que aproveche la oportunidad de regalar palabras dulces, de amor, de cariño. 

Hoy más que nunca, el regalo de una buena palabra de aliento, de amor, de agradecimiento puede ayudarnos a mejorar nuestra realidad. ¿Está de acuerdo? 

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] X: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Gilberto Tello: ¿Qué significa soslayar? 

LE RESPONDO: El verbo “soslayar” significa pasar por alto, dejar de lado algo.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA. Dijo Jardiel Poncela: “El que no se atreve a ser inteligente, se hace político”.

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