Audiencia pública. El tremendo juez de la tremenda corte va a resolver un treeeemendo caso”. ¿Se acuerda usted de esto? Probablemente no, porque es de hace muchos años, pero así iniciaba el programa radial más exitoso de habla hispana, hecho en Cuba y que fue transmitido en vivo en La Habana y en forma ininterrumpida durante casi 20 años: La tremenda corte.
La llegada de Fidel Castro al gobierno de la isla acabó con La tremenda corte y a pesar de que han pasado más de 60 años desde que dejó de transmitirse y de que todas sus estrellas ya han muerto, los latinoamericanos siguen riendo con las ocurrencias y las triquiñuelas de Tres Patines así como con las rabietas del Tremendo Juez que por más multas y castigos que le pone, no logra que el ladino personaje muestre siquiera síntomas de querer corregirse.
La víctima favorita de Tres Patines es un gallego ingenuo y retobón que osa llamarse Rudesindo Caldeiro y Escobiña, aunque algunas veces aparecen otros involucrados en la estafa, principalmente una matrona gorda y malgeniosa a la que apodan simplemente Nana Nina, que a veces es víctima y otras es testigo de cargo que acusa a Tres Patines de mañoso y truculento.
Cada episodio de La tremenda corte dura 15 minutos y se transmitía “en vivo” tres veces a la semana por la RHC Cadena Azul y después por la CMQ, la estación radiodifusora más importante de La Habana. Ya podrá imaginarse usted el talento que se requería para tener esos tres divertidos libretos por semana y durar así casi veinte años.
La creación de La tremenda corte se debió siempre al genio y al ingenio de Cástor Vispo, un español nacido en La Coruña que a los 18 años llegó a la isla y después de empaparse de la cultura popular cubana, asimiló las costumbres del pícaro cubano y con ello creó a sus comiquísimos personajes.
El mañoso José Candelario Tres Patines era encarnado por Leopoldo Fernández Salgado, un excelente actor cómico que antes de serlo anduvo repartiendo pan, fue telegrafista, tabaquero y dos o tres cosas más.
El Tremendo Juez era Aníbal de Mar Samón Domínguez, un actor multifacético que ya antes había hecho pareja con Fernández Salgado, Nana Nina era Manuela “Mimí” Cal, que en sus juventudes había sido una sensual rumbera y que en la vida real estuvo casada con Leopoldo Fernández durante 16 años.
El renombrado actor Adolfo Otero hacía el papel de Rudesindo y por mucho tiempo el secretario fue Miguel Ángel Herrera, aunque hubo otros.
Oyendo La tremenda corte aprendimos que los cubanos le dicen guagua a un camión urbano de pasajeros, que el boniato es un tubérculo como el que nosotros llamamos camote, que jimaguas son los mellizos y que un guanajo es un guajolote.
Y ya me voy porque el tremendo juez va a dictar sentencia. ¡Venga la sentencia! Y le digo a quien le importe / que sigue viva la flama, / de aquel cómico programa / que fue La tremenda corte.
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] X: @donjuanrecaredo
ME PREGUNTA Narce Sierra: ¿Es influir o influenciar, agendar o agendarizar?
LE RESPONDO: Influir e influenciar son sinónimos, ambas son correctas. Agendarizar no está en el diccionario, así que es agendar.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Ni la ignorancia es falta de talento ni la sabiduría es muestra de genio.