Probablemente no sepa usted qué es el trapiche, pero yo se lo diré: es un molino, y la palabra trapiche en realidad no es tan común, al menos en el norte de nuestro país.
Acá usamos más la palabra molienda, que esa sí la conocemos como la acción de moler, pero que también la usamos para describir la acción de exprimir la caña para extraerle su dulcísimo jugo.
Ese jugo es tan dulce que el habla popular lo conoce como aguamiel y el tomarlo así, “recién salidito” del molino, es una experiencia casi religiosa, delicioso y muy dulce.
Aparte de la acción, la molienda es también el establecimiento y puede ser el molino también, aparato rústico que utiliza como fuerza motriz la de un caballo que atado a un tronco se pasa la vida caminando en círculos para accionar los cilindros que oprimen la caña. Le comento esto porque las moliendas son una tradición de los pueblos que están alrededor de mi ciudad, en Monterrey.
En un viaje reciente a estos lugares, me entristeció mucho ver que han cerrado definitivamente muchas moliendas que tenían más de cincuenta años trabajando, todo por la situación actual de pandemia que ha afectado tanto a muchos negocios. Algunas moliendas permanecen, muy pocas, y aunque ya no hacen la fabricación frente al público, siguen haciendo riquísimos productos, muchos de ellos derivados directamente de la caña y otros relacionados con ella: piloncillos, aguamiel, dulces en conserva y muchas delicias más.
El aguamiel, así solita, es deliciosa y con ella se hacen muchas cosas.
Tenemos el piloncillo que es un cono de azúcar morena que a su vez sirve para elaborar otras cosas, pero además en sí mismo es una golosina y si se combina con nuez o cacahuate, se le baja un poco el sabor tan dulce y sabe muy sabroso. Quién no conoce las famosísimas glorias, ¿usted sabe a qué me refiero? ¡Claro! Una gloria es una bola de leche quemada con pedacitos de nuez que hace honor a su nombre porque literalmente sabe a “gloria”.
La realidad es que las glorias deben su nombre a una señora que las fabricaba y que se llamaba así. Muchos de estos productos se siguen produciendo, pero para su venta en establecimientos especiales o incluso en supermercados, pero el método tradicional de su fabricación en molienda sigue utilizándose. Si puede, visite alguna molienda… antes de que las cierren todas. Verá que es una experiencia muy especial… y los dulces son más baratos que en las tiendas y supermercados, además que están recién hechos. Qué rico, ya se me antojó.
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] X: @donjuanrecaredo
ME PREGUNTA Ignacio Parra: ¿Debe escribirse “Primer Mundo” o con minúsculas iniciales?
LE RESPONDO: Martínez de Sousa, en el Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas; dice: “se escribe con mayúscula inicial el sintagma “el Tercer Mundo”: ‘conjunto de países menos desarrollados’. Sin embargo, si es necesario referirse a los demás mundos, se escribe con minúscula inicial: “los países del primer mundo”.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: El casco es un sombrero militar a prueba de ideas.