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Las palabras tienen la palabra

Una piel fabulosa

JUAN RECAREDO.-

Seguramente usted la ha escuchado, ese tema muy sabroso que se volvió universal y que en su título hace referencia al color de la piel bronceada de alguien, no se sabe si hombre o mujer. “Ojos negros, piel canela, que me llegan a desesperar…”, “…y el canela de tu piel se quede igual”. “Me importas tú, y tú y tú… y solamente tú…” Ya supo a cuál me refiero, la bella canción Piel canela que fue escrita por el brillante compositor Félix Manuel Rodríguez Capó, más conocido por sus cuates —y todos los demás— como Bobby Capó.

Sírvame esta bella melodía para entrar bien y de buenas al tema de hoy que es la piel, este órgano, un traje de “carne” que nos viste y que cubre todo nuestro cuerpo. La piel tiene varias capas: la epidermis que es una capa más o menos delgada y que está por encimita, la dermis que es una capa más gruesa y que está debajo de la epidermis, y la hipodermis que es la que está debajo de las otras dos. 

Es un tanto curiosa la evolución de estas palabras, ya que epidermis es un vocablo muy antiguo que se usaba desde los griegos —en griego, epí significa “encima de” y derma es piel» pero la palabra “dermis” no existía como tal hasta que en el siglo XIX los científicos fueron clasificando las capas de la piel, así que para no batallar, nada más le quitaron epi a epidermis y crearon la palabra “dermis” —así sola— para nombrar a la capa interior de la piel. Bueno, su chamba era estudiar la piel, no crear palabras. Hay que ponernos en su piel… o bueno, en su pellejo.

Cutis es otra palabra que usamos para referirnos a la piel, principalmente a la que nos cubre el rostro. Nos llega del latín y se refería no solo a la piel o pellejo de las personas, sino también a la piel de las frutas, la cáscara pues. Según las raíces de cutis, al parecer originalmente significaba “cubrir, esconder”, porque se refiere obviamente a la capa que cubre todo lo demás.

Cada vez que voy al cine y veo una película de terror se me pone la “piel de gallina” por el miedo — cuando llega el recibo de la luz me pasa igual— y los sustos que me dan… pues ¿quién me manda ver esas películas, verdad? La pieloerección es la respuesta del cuerpo al frío o al miedo y tiene el propósito literalmente de “ponernos los pelos de punta”. ¿Y para qué?

Pues se cree que es una reacción natural vestigial — o sea que nos queda de nuestros antepasados pero que ya no nos sirve— de nuestro cuerpo para asustar a posibles depredadores pareciendo más grandes. Ahora que, cuando vemos que alguien se ha dado un gran susto, decimos que “se le arrugó el cutis”; esa explicación se la debo, pero si usted sabe de albures, entonces ¿ya para qué le explico?

El término médico para la piel de gallina es horripilación, que me parece francamente horripilante. Mejor decimos que “se nos enchina la piel” o “se me puso la piel chinita”, que es una forma muy mexicana de decir que la piel se nos eriza. 

Hay muchísimas frases —¡y canciones!— que utilizan la palabra piel, ¿cuáles conoce usted? Ah, muy bien. Pues compártamelas para comentarlas en este espacio.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. 

[email protected] X: @donjuanrecaredo 

ME PREGUNTA Milton Santos: ¿Qué significa pleonasma? 

LE RESPONDO: La palabra es pleonasmo, con ‘o’ al final. Es un error que se comete al usar en una oración uno o varios elementos innecesarios. Por ejemplo: decir “salte para afuera”, aunque la Real Academia Española ahora considera que utilizar este tipo de pleonasmos no es un error, sino una manera de hacer énfasis en el texto.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA. La lujuria no es un lujo, es una necesidad.

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