El apagón masivo del 18 de octubre, que paralizó a gran parte de la economía cubana por varios días, y el huracán que azotó la isla poco después, han empeorado una crisis económica que ya era grave. Pero lo peor puede estar por venir.
Todo indica que el turismo, una de las principales fuentes de ingresos del país, caerá en los próximos meses.
Aunque el suministro eléctrico ha sido restaurado parcialmente en partes de la isla, ¿quién irá a un país con cortes de energía constantes, donde a la gente se le pudre la comida en sus refrigeradores, y donde los cajeros automáticos, como casi todo lo demás, están cerrados hasta nuevo aviso?
Incluso antes del apagón, la dictadura cubana proyectaba que solo 2.7 millones de turistas visitarían la isla este año, una disminución del 16% con respecto a su proyección anterior. Eso está muy por debajo de los 4.7 millones de turistas que visitaron la isla antes de la pandemia en 2018.
Ahora, sin un final a la vista para los cortes de energía que los expertos atribuyen a una red eléctrica anticuada que no ha sido modernizada en décadas, se espera que el número de visitantes extranjeros disminuya aún más. El turismo representa más del 10% de la economía cubana.
Esta es la peor crisis de Cuba desde el colapso de la ex-Unión Soviética en 1991, cuando los generosos subsidios soviéticos a la isla terminaron abruptamente.
Los residentes de La Habana dicen que, como a principios de los años noventa, la ciudad vuelve a estar a oscuras por las noches y hay una escasez generalizada de alimentos, agua y medicinas.
Según cifras del gobierno, más de un millón de cubanos -más del 10% de la población de Cuba- han emigrado al extranjero en los últimos dos años. Es probable que esa cifra aumente ahora, con esta nueva ola de dificultades.
Para empeorar las cosas, China acaba de cancelar un importante contrato para comprar más de 400,000 toneladas de azúcar anuales a Cuba, según reportó el diario Financial Times el 13 de octubre. China tomó esa decisión porque Cuba no ha implementado reformas de mercado para reactivar su moribunda economía y pagar sus deudas a las empresas chinas, señaló el periódico británico.
Los funcionarios chinos están "perplejos y frustrados" por la falta de voluntad de los gobernantes cubanos para implementar reformas de mercado, como lo hicieron China y Vietnam, dijo el periódico.
Puede que ahora Rusia y México brinden cierta ayuda. Pero Venezuela, que había reemplazado a la ex-Unión Soviética como el mayor benefactor económico de la isla, ha estado reduciendo sus envíos de petróleo a Cuba en los últimos años por su propia crisis económica.
Como era de esperar, el dictador cubano Miguel Díaz-Canel culpó al embargo comercial estadounidense por los cortes de energía. Pero después de 65 años de escuchar la misma cantilena, pocos cubanos se creen esa historia. Saben que Cuba puede comerciar con Europa, América Latina y casi cualquier otro país, y que el principal problema de la isla es la ineptitud del régimen.
En los últimos días, según testigos, se han producido cacerolazos esporádicos en La Habana y varios otros lugares de la isla.
Es demasiado pronto para decir si estas protestas crecerán o llegarán al nivel de las manifestaciones callejeras que sacudieron la isla en 2021. En esa oportunidad, miles de personas salieron a las calles exigiendo comida y libertades, y más de 700 personas fueron arrestadas y condenados a largas penas en prisión.
La periodista independiente Yoani Sánchez, que reside en La Habana y dirige el portal 14 y Medio, escribió en su cuenta X, antes Twitter, que los intentos del régimen por culpar a Estados Unidos por la crisis no funcionarán.
"La ira popular va creciendo y no parece haber un proyecto oficial, a corto ni mediano plazo, para hacer más llevadora la vida de la gente. Se vienen días más difíciles y oscuros".
Díaz-Canel probablemente intentará capear el temporal con una nueva ronda de represión y un nuevo éxodo masivo de jóvenes cubanos, pero eso solo acelerará el largo descenso de Cuba a una isla empobrecida de ancianos que solían vivir de subsidios estatales, pero que ya no podrán atender sus necesidades básicas.